Transcurrían los primeros diez minutos del toque de queda en Guayaquil. Los militares apenas se habían ubicado sobre el carril de servicio de la vía Perimetral, a la altura de la isla Trinitaria, en sentido sur-norte, y en ese lapso habían exhortado a cinco conductores de vehículos particulares a circular con prudencia, cuando la presencia de dos mujeres captó la atención del contingente de uniformados en plena oscuridad.
“¿A quién podemos pedir ayuda? Me dicen que tienen secuestrada a mi hija y que la quieren matar porque el marido de ella ha robado”, dijo preocupada una de ellas.
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“¿No será que nos quieren distraer...? ¿Dónde dice que tienen a su hija...? ¿Y el marido robó o no robó?”, respondió con desconfianza uno de los militares.
La mujer angustiada, al borde de las lágrimas, insistió en que no se trataba de un engaño y convenció a los uniformados de ir al rescate de su hija en una de las cooperativas de la isla Trinitaria, sur del Puerto Principal.
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Todas se quedaron en tinieblas a las 22:00 del miércoles 18 de septiembre, en el marco del apagón por sectores (en distintas franjas horarias) que ese día hubo en el territorio nacional hasta las 06:00 de este jueves 19, para dar paso a labores de mantenimiento de las redes del sistema eléctrico del país.
El llamado de la mujer fue un primer detonante para el accionar de los uniformados de la Armada del Ecuador, institución que estuvo a cargo de los operativos de control en Guayaquil durante el apagón.
En fila y al mismo ritmo vertiginoso, una decena de camionetas con militares a bordo, muchos de ellos armados con fusiles y todos con los rostros cubiertos, se adentró en las cooperativas en búsqueda de la chica supuestamente secuestrada. El escenario era de pocos carros transitando y uno que otro reciclador merodeando en las esquinas.
Con las indicaciones de las mujeres, los uniformados llegaron adonde tenían a la joven, en la cooperativa Andrés Quiñónez, y allí se enteraron de que quienes la tenían retenida eran personas que decían haber sido víctimas de un robo en un bus de la línea 35-2 en la Perimetral, perpetrado a las 15:00.
Laura C. comentó que a ella y a un vecino les robaron los celulares. “Robaron a todo el bus, incluyendo al chofer. Ella (joven) dijo que aquí viven (...). Desde las tres de la tarde hasta ahorita (22:30) la teníamos ahí para que hable, que diga, que llame. Ella también andaba robando”, refirió la perjudicada, que guio a los militares a la cooperativa Polo Sur, donde allanaron la vivienda en la que aparentemente la chica vive con su esposo. Ambos habrían robado en el bus armados con cuchillos.
Los uniformados cortaron con una cizalla los candados de la vivienda y allí no encontraron a nadie, pero sí había dos pistolas de juguete con munición real y un cuchillo, que fueron decomisados.
Llorando y llevándose las manos al rostro una y otra vez, la joven decía desconocer dónde estaba su esposao y negaba haber participado en el robo al ser cuestionada por los miembros de la Armada. Minutos después, al no haber más evidencia, los militares dejaron libre a la joven.
Y salieron de allí en convoy, tal como entraron. Poco antes de las 23:00, dentro de estas cooperativas de la isla Trinitaria el sonido que predominaba era el de los motores de los vehículos de los uniformados que ejecutaron un segundo allanamiento en la cooperativa Naciones Unidas, donde no encontraron nada.
Al salir de allí, en la principal, la Perimetral, a dos presuntos consumidores de droga que pernoctaban en la acera, cobijados por un telón que hacía de carpa improvisada, les decomisaron una metralleta de juguete, una pipa que fue destruida en el sitio y una mínima cantidad de droga.
Cerca de 30 detenidos en operativos durante apagón en Nueva Prosperina
Los controles de la Armada se realizaron también en otros sitios de la ciudad, como en el Guasmo, donde no se reportaron mayores novedades y tampoco hubo detenciones. Ambos sitios del sur de la ciudad son considerados conflictivos en cuanto a seguridad y, por eso, los operativos se enfocaron allí.
La jornada nocturna del miércoles sirvió como ensayo, pues ante el estiaje que sufre Ecuador, calificado por el Gobierno como el peor de las últimas seis décadas, la próxima semana habrá apagones del 23 al 26 de septiembre en la mismo rango horario.
El toque de queda, no obstante, se aplica únicamente en seis provincias: Guayas, Manabí, Los Ríos, El Oro, Santa Elena, Orellana y en el cantón Camilo Ponce Enríquez, en Azuay.
La Policía Nacional también ejecutó patrullaje preventivo anoche. Hasta la medianoche se observó su presencia en el sector de la Bahía, Malecón Simón Bolívar, La Atarazana, entre otros sitios. (I)