‘Ni a la tienda podemos salir’, dicen habitantes de Atucucho, sector del norte de Quito que se queja de la delincuencia

Por la mañana las calles de Atucucho, un barrio en la parte alta del norte de Quito, despejan una aparente tranquilidad. Sin embargo, los habitantes de este sector aseguran que no existe horario para que los delincuentes cometan sus fechorías.

Este fue el escenario de un secuestro en el que cuatro sujetos con armas de fuego ingresaron a una distribuidora y se llevaron al hijo del dueño de este local comercial. Horas más tarde el joven de 21 años fue liberado por la Policía, en la zona de Nanegal, en el noroccidente de Pichincha. Todos los vecinos saben lo que pasó, pero nadie quiere hablar.

Dos personas de la tercera edad son las únicas que, motivadas por la indignación, piden mayor seguridad. Virginia, quien mantiene su apellido bajo reserva, recuerda que hace un año iba a hacer compras, cuando de pronto un joven le interceptó y le quiso robar.

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El antisocial tocó su cuerpo, revisando si tenía chaucheras (carteras para llevar dinero), él le gritó, pero no se dejó quitar. No le importó que se trate de una persona de la tercera edad.

Después de este episodio la mujer sufre de estrés, todavía conserva el miedo de salir a la calle porque cree que puede volver a ser víctima de un intento de asalto.

“No hay seguridad aquí, estamos todo desprotegidos, no podemos andar tranquilos en la calle, estamos espantados de tantas cosas que están pasando aquí”, agrega.

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Para ella, una de las soluciones es que los vecinos sean más unidos, porque asegura que cuando ocurre un hecho delictivo nadie intenta ayudar a la víctima, pues prefieren continuar su camino y hacer como si no vieron el hecho.

María, también de la tercera edad, relata que hace 32 años, cuando llegó con su familia a este barrio, ellos caminaban hasta a las 23:00 por el bosque necesario para que lleguen a su domicilio y no pasaba absolutamente nada. “Ahora qué vamos a poder, ni a la tienda podemos salir”, enfatiza.

A partir de las 19:00 prefieren no salir, pero sus nietos llegan del trabajo y de sus estudios, y son víctimas de constantes asaltos, por eso piden que las autoridades terminen con la delincuencia del sector.

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Varios locales prefieren cerrar sus puertas, esto después de que la delincuencia se pasea por las calles de su barrio. Los vecinos no se atreven a ser entrevistados, pero tras cámaras aseguran ser víctimas de extorsiones, bajo la modalidad conocida como vacunas.

También existe microtráfico de droga, según comentan. Tienen miedo, ese es el sentir de las personas que caminan por el vecindario y se atreven a decir que la mayoría de delincuentes no pertenecen a esa zona, aunque sí rondan constantemente, aprovechando la inseguridad del sector. (I)