Durmiendo sobre cartones en el suelo, salpicados de lo que parece sangre, unos al lado del otro, con mascarillas desgastadas que les cubren el rostro. Sus lesiones en el cuerpo son evidentes y su apariencia ha adquirido un aspecto cadavérico.
Otros reos, con un pedazo de cartón, ventean a uno de sus compañeros de celda que permanecía arrimado a la puerta, incapaz incluso de sostener la mirada.
“Así está, por favor, ayude a su hijo. Lo tenemos sentado afuera de la celda ahora, venteándolo. Ya no quiere comer, y no se puede parar solo. Ha perdido la noción, por favor, ayúdenlo. ¿Qué están esperando? ¿Que se muera?”, lamentaba uno de los reos, mientras le contaba a la madre de uno de sus compañeros su estado.
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Esta es la descripción de algunas de las imágenes que familiares de personas privadas de la libertad compartieron, mientras expresaban su preocupación por el estado de salud de los internos y las condiciones en las que permanecen recluidos en la Penitenciaría del Litoral.
Testimonios desde la prisión
“Hay un muerto que lleva tres días, dice mi hijo que apesta. Han dicho que hoy lo iban a sacar y todavía no lo sacan. Imagina cómo están afectados; hay dos chicos, uno está vomitando sangre y mi hijo tiene una herida en el pie. Ellos al lado del fallecido están comiendo”, decía uno de los audios que tiene Alexandra Bautista, familiar de un privado de la libertad.
En él se escucha a una madre entre sollozos contando las condiciones en las que su hijo está recluido.
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Junto con el audio llegó una imagen, en la que es visible lo que se presume es el cuerpo de un reo que murió a causa de tuberculosis y permanece tapado con una manta color celeste en la misma celda junto con otros reclusos desde el pasado viernes 12 de diciembre.
“Es en el pabellón 1, al lado de la celda de mi hijo que está ese cadáver; está envuelto ahí mismo”, dice el mensaje que acompaña a la foto.
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En los exteriores del centro carcelario, madres, esposas y familiares aseguran que desde hace más de un año no se permite el ingreso de visitas ni la entrega de medicamentos o alimentos. Denuncian, además, represalias por parte de los militares contra quienes intentan hacer públicas estas situaciones.
Aumento de muertes y falta de información
Solo en los últimos cuatro días se han reportado quince reos muertos, según cifras del SNAI.
Familiares presumen que podrían haber fallecido por tuberculosis.
El SNAI no ha identificado aún las causas de la muerte de esos reclusos. “Los hechos se encuentran en investigación bajo los protocolos correspondientes. Las causas oficiales serán determinadas por Medicina Legal”, indicó.
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Isabel Mancero Méndez, madre de Joel Antonio R., relató entre lágrimas que su hijo, de 21 años, falleció tras permanecer apenas tres meses detenido.
“A mi hijo lo cogieron por equivocación en una batida. Era la primera vez que caía preso, no tenía antecedentes. Me llamaron para decirme que estaba muerto”, contó.
Según su testimonio, el joven fue detenido cuando salía de su trabajo, en medio de una balacera en su sector. “Era un muchacho sano, lleno de vida. Me lo entregan muerto, flaco, sin medicina, sin comida. Aquí los tratan peor que animales”, reclamó.
La mujer aseguró que era padre de dos niños pequeños. “No hay visitas, no dejan pasar ni una pastilla. ¿Dónde están los derechos humanos?”, cuestionó, mientras pedía la intervención de las autoridades.
Gabriela Soriano explicó que su hijo, César Gabriel R., cumple una sentencia de seis años y ya ha completado cerca del 80 % de la condena, por lo que debería acceder a un régimen semiabierto. “La ley lo permite, pero aquí hacen caso omiso”, afirmó.
Añadió que su hijo fue diagnosticado con tuberculosis y presenta desnutrición crónica, sin recibir tratamiento. “No se puede levantar, se hace sus necesidades encima. Aun así, los golpean como represalia porque la información sale afuera”, sostuvo.
Alexandra Bautista también denunció que su sobrino, Juan José M., se encuentra gravemente enfermo y que, pese a múltiples escritos, no ha sido trasladado a un hospital.
“Hay internos que mueren y pasan tres o cuatro días sin que retiren el cuerpo. Eso contagia a los demás. No pedimos indultos, pedimos medicina y visitas”, señaló.
Marta Vera, madre de Édinson Daniel V., relató que su hijo presenta fiebre, inflamación en los pies y lesiones en la piel. “No nos dejan pasarle ni una pastilla. Adentro venden los remedios carísimos y no tenemos cómo pagar”, dijo.
Condiciones y venta de alimentos
Los familiares también denunciaron irregularidades en la distribución de alimentos. Aseguran que la comida que envía el Estado es vendida dentro de los pabellones y que, si no pagan, los internos se quedan sin ración.
Días atrás, un juez de la Unidad Judicial de la Familia, Mujer, Niñez y Adolescencia Norte aceptó parcialmente una medida cautelar y declaró la vulneración de derechos fundamentales de los internos, ordenando al Estado implementar medidas urgentes en materia de salud y rehabilitación.
Mientras tanto, afuera del reclusorio, los familiares continúan esperando respuestas, con la esperanza de que las denuncias no se traduzcan en más muertes silenciosas tras los muros de la cárcel. (I)




















