A inicios del año 2021, las llamadas extorsivas de supuestos miembros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FARC) se daban principalmente a médicos y odontólogos de Quito, pero ahora estas llamadas se han incrementado de forma preocupante a nivel nacional, sobre todo en la Zona 8.

La Unidad Antisecuestro y Extorsión de la Policía (Unase) reveló días atrás que en las últimas semanas se han reportado al ECU911 de Samborondón entre tres y cinco llamadas amenazantes por día.

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Los agentes advierten cómo se da esta modalidad de extorsión, cómo obtienen información y cómo no ser víctimas de este delito que también se registra en Colombia y Venezuela.

Los sospechosos siempre realizan llamada de WhatsApp, puede ser desde una línea nacional o colombiana que empieza con el prefijo +57. Lo hacen así porque es muy probable que operen desde otro país. Nunca usan videollamadas o hacen llamadas convencionales, detallan los investigadores.

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La llamada suele empezar así: Buenas tardes, Brenda. Necesito hablar algo urgente contigo, dice un hombre con acento colombiano.

Luego se identifica con un nombre falso y comienza a contar que pertenece a un grupo disidente de algún grupo paramilitar y que tienen vigilada a la persona, y piden dinero para no atentar contra su vida.

Les dicen que saben dónde viven, dónde trabajan, con qué ropa salieron vestidos y hasta sostienen que los están vigilando.

“Te estamos mirando desde la cafetería que está frente a tu trabajo y te vamos a disparar”, le dijeron a un hombre que transfirió 1.000 dólares a una cuenta que le dieron los delincuentes.

Últimamente también llaman y se identifican como supuestos miembros de la UTP, la Unidad de Trabajadores de la Penitenciaría, y explican que han sido contratados por un conocido para matar a las personas.

Ofrecen protección a la víctima a cambio de dinero. Uno de los mensajes receptados decía: “Pero te hemos visto y pareces buena persona, no quiero hacerte la maldad. Nos ofrecieron 2.000 dólares por el trabajo. Tú páganos esos $ 2.000 y te damos protección. Voy con mis muchachos para protegerla para que nadie me la toque, tengo 800 muchachos listos para protegerla”.

Muchas víctimas se asustan y pagan o empiezan a negociar y hacen una transferencia bancaria, pero si pagas una vez te vuelven a pedir más dinero, explica un agente de la Unase.

Hacen inteligencia desde Redes sociales

Los investigadores advierten que se debe bloquear a estos extorsionadores y no creer las amenazas, pues toda la información que usan para asustar la sacan de redes sociales.

Estas bandas atacan principalmente a las personas que usan Instagram, por eso los policías recomiendan no subir información sensible.

Andrés, estilista profesional que trabaja con talentos de pantalla, recibió hace unos días una llamada de estas y en cuestión de minutos transfirió $ 1.000 por temor a que lo mataran, pues cuenta que le dijeron hasta con qué ropa salió de su casa esa mañana y que la noche anterior lo habían estado siguiendo y lo vieron comiendo en un centro comercial.

Cuando lo pensó fríamente notó que todo eso se pudo conocer por las historias en Instagram.

Durante el 2021, según cifras de la Unase, se han denunciado 362 extorsiones en la Zona 8, 140 de estos casos a través de esta modalidad.

Por eso, la Policía recomienda no contestar llamadas de WhatsApp de números desconocidos, peor si son números internacionales. En caso de recibir la amenaza, bloquee el número y no conteste.

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También se han reportado casos de envíos de mensajes por WhatsApp o Facebook en los que los extorsionadores piden ayuda a los contactos de la víctima indicando que necesitan que les ayuden con una transferencia o que por una situación de emergencia requieren dinero.

¿Cómo van las investigaciones?

Los agentes revelan que estos extorsionadores pueden estar en cualquier parte del mundo, que solo necesitan acceso a internet y que las transferencias que piden no son hacia sus cuentas personales, sino que usan cuentas corporativas de emprendedores para sacar mercadería por el valor que pague la víctima.

Por ejemplo, supuestamente compran un celular y hacen que la víctima de extorsión lo pague. Así se vuelve más complicado de rastrear al extorsionador. (I)