Unos 500 privados de libertad por pabellón hay actualmente en la Penitenciaría del Litoral, la cárcel más poblada del país con 6.049 presos a la fecha.
En esta prisión, durante un recorrido realizado por un equipo de EL UNIVERSO, se pudo comprobar que hay cientos de huecos en los muros de los pabellones, en los pasillos, entre las literas, atrás de los baños y hasta debajo de las rejas.
Ahí estaban las caletas que los militares han descubierto en los últimos 30 días, desde que rige el estado de excepción con declaratoria de conflicto armado interno.
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202 explosivos y 50 metros de mecha lenta fueron hallados en una caleta de la Penitenciaría
“Los caleteros, mano derecha de los caporales, nos han dado las ubicaciones, pero a veces también dan información falsa”, reveló un militar en medio del recorrido por el pabellón 3 de la Penitenciaría, donde actualmente están Los Duendes, uno de los brazos armados de Los Choneros, la organización delictiva con más integrantes activos en el país.
El uniformado aclaró que no todos los habitantes de un pabellón saben dónde se esconden las armas, municiones y drogas.
Solo lo saben los caleteros, quienes construyen esos espacios, y los jefes de cada sección.
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“Esa información es privilegiada y como ahora han cambiado a muchos de pabellones, por ejemplo, antes los Latin King estaban en el pabellón 3 donde ahora están Los Duendes, las bandas están desarmadas”, comentó el comandante de operaciones navales, quien dirigió el recorrido.
En esa cárcel han decomisado en el último mes de declaratoria de conflicto armado interno un total de 100 armas de fuego (20 fusiles y carabinas), 32.000 municiones, 500 explosivos, 127 alimentadoras y 756 celulares.
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Solo la noche del jueves 8 de febrero en una caleta del pabellón 1 los militares rompieron una pared y encontraron 202 objetos cilíndricos con material explosivo y 50 metros de mecha corta. Si ese material detonaba podría haber destruido el pabellón y causado cientos de muertes.
En la misma caleta había tres pistolas, cuatro alimentadoras y siete celulares.
El militar mostró que en una de las celdas del pabellón de Los Duendes, atrás de un inodoro, había una baldosa partida.
“Ahí había una caleta, sacamos mucha arena y al fondo había armas y municiones, no recuerdo exactamente cuánto”, manifestó mientras avanzaba por el pasillo, y dos celdas más adelante se agachó para meter la mano en un pequeño hueco de donde sacaron balas y dosis de drogas.
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Al final de ese pasillo, en otra celda con capacidad para cuatro personas, hay tres orificios más en una pared, entre las literas. Abajo de una cama hay otros huecos donde también los miembros de las Fuerzas Armadas hallaron objetos prohibidos.
El militar que acompañó al equipo periodístico este viernes reveló que esos escondites son viejos, que tienen al menos varios meses porque el concreto ya está seco.
Aunque el comandante no está 100 % seguro “porque todo es posible”, dijo que es muy difícil que entren más armas y otros objetos prohibidos mientras el recinto carcelario esté ocupado por sus hombres.
Actualmente en la cárcel no hay luz y el comandante sostuvo que por seguridad seguirán así, porque “hay luz en zonas donde es necesario tenerla”. (I)