Aunque Ecuador no es un país productor de droga, sino solo uno de paso, está lidiando con las consecuencias de este ilícito que incrementa el nivel de violencia a nivel nacional. Desde muertes por encargo hasta decapitados, colgados de puentes y cuerpos maniatados en los ríos, las tácticas de las bandas para ganar terreno son cada vez más sanguinarias.