La farmacia de un centro médico ubicado en la avenida Casuarina es el más reciente negocio que han detonado los vacunadores en la zona conocida como la Entrada de la 8.

Pese a que en la esquina del local hay una cámara de seguridad que apunta la puerta enrollable, un hombre llegó caminando en la madrugada para colocar explosivos que detonaron a las 05:00, despertando a los vecinos y causando terror en los moradores.

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Expertos en explosivos del Grupo de Intervención y Rescate (GIR) llegaron al sitio para evaluar la detonación y los daños que van desde la puerta metálica, la pared, puertas del centro de salud, vitrinas y cientos de medicamentos que quedaron esparcidos por el suelo.

Tras una inspección inicial se conoció que el extorsionador usó dos tacos de dinamita.

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Además, en la escena se halló un panfleto que decía “tienen hasta mañana”.

Pese a esto, los dueños del centro médico aseguraron a los policías que ellos no han sido contactados por extorsionadores.

Indicaron desconocer el origen del atentado.

Pero no ha sido el único caso. El 26 de marzo otra farmacia de la zona, ubicada a unas tres cuadras del centro de salud, también fue atacada y su fachada, techos y puertas enrollables quedaron totalmente destruidas. Eso sin mencionar miles de dólares en pérdida por los productos que habían adquirido.

Esto se dio tres días después de que otra farmacia de la avenida Casuarina fuera baleada mientras aún no abrían sus puertas. Los orificios de las balas quedaron como evidencia de la violencia a la que están sometidos quienes tratan de mantener sus negocios en esa zona.

La detonación causó daños en local de farmacia. Foto: Jorge Guzmán Foto: El Universo

Ambas farmacia atacadas durante marzo cerraron sus puertas, se quejan quienes habitan por el sector. Ellos no saben cómo pedir ayuda.

“Si no pagamos nos matan y si denunciamos nos va peor, incluso pueden atentar contra nuestros hijos”, señala Juan, el dueño de una local de venta de pollos, quien confiesa que se compró un arma y está dispuesto a matar al primer vacunador que llegue a amenazarlo. (I)