Pese a que Guayaquil forma parte de un plan de seguridad, la ola de violencia que se traduce en asesinatos al estilo sicariato va en aumento. Expertos en seguridad creen que más allá de la batalla por el territorio que libran entre sí las bandas locales ligadas a carteles mexicanos de la droga, la criminalidad incesante y el narcotráfico ascendente son también demostraciones de fuerza que apuntan contra el Estado.