El sábado, un hombre entró tres veces a una despensa ubicada en las calles 16 y Domingo Savio, en el suburbio de Guayaquil, analizó el lugar y dejó un panfleto con amenazas.
En el papel estaba un número telefónico al que el dueño del negocio tenía que llamar para ponerse de acuerdo para pagar la vacuna (extorsión).
“Como no llamé empezaron a escribirme por Facebook, me mandaron mensajes y videos de la tienda y de mi familia”, contó la víctima de extorsión.
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La madrugada de este martes 5 de septiembre ocurrió el atentado. Eran las 02:00 cuando dispararon contra las ventanas de la planta alta del inmueble. Ahí están las habitaciones de la familia.
“Dispararon contra las ventanas mientras dormíamos y segundos después hubo una explosión; mi esposa embarazada y mis hijos gateaban para llegar a la parte trasera de la casa”, detalló el dueño del establecimiento que tiene seis años en la zona.
Todo quedó grabado en las cámaras de seguridad. En la colocación del artefacto intervinieron el mismo hombre que dejó el panfleto y una segunda persona que tenía el rostro cubierto. Los afectados no los reconocen.
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Luego que pusieron la bomba junto a la puerta enrollable se subieron al carro y dieron una vuelta. Cuando regresaban dispararon y diez segundos después hubo la explosión, según la familia.
Ellos están preocupados, pero ya denunciaron el caso ante las autoridades.
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Cerca de la zona, en La Chala, se reportó también que la madrugada de este martes sujetos dejaron en casas y negocios papeles en los que avisan a los moradores que los llamarán uno por uno para ponerse de acuerdo con cuánto dinero van a “colaborar”.
“Tenemos sus números ya registrados, colaboren, de lo contrario no podremos cuidar a sus familias. No somos extorsionadores ni vacunadores; nosotros los protegemos de ellos”, contiene el documento que incluso se viralizó en la red social X.
En ese mismo medio se compartió el lunes un video en el que un hombre armado amenaza a una cebichería ubicada en Urdesa con cometer una masacre en su local si no pagan la vacuna.
Los vacunadores (extorsionadores) tienen en las manos dos armas con alimentadoras aparentemente vacías. (I)
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