El temor es parte de su vida, de su día a día, en el barrio Realidad de Dios, de Monte Sinaí. En las mañanas, Mariana se encomienda a Dios antes de salir con sus dos hijos para llevarlos a la escuela; y de regreso a casa, si no hay algún ‘malandro’ cerca, se detiene donde su casera para comprar la legumbre, vegetal o proteína que necesita para completar el almuerzo. El resto del día ya no abre las ventanas de su casa, desde donde exhibía artículos de bazar.