El 9 de enero de 2024, Ecuador vivió un hecho sin precedentes que marcó al país y, en particular, a los trabajadores de TC Televisión en Guayaquil. Eran las 14:00 cuando, en una transmisión en vivo, hombres armados irrumpieron en los estudios del noticiario.
Las imágenes de la invasión, con armas apuntando a empleados aterrorizados, quedaron grabadas en la memoria de miles de ecuatorianos que presenciaron el ataque a través de la señal abierta del canal.
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Entre los protagonistas de este suceso estuvo José Luis Calderón, periodista que, un año después, relató cómo este episodio cambió su vida para siempre.
Todo comenzó con el ingreso de sujetos armados por uno de los accesos laterales de TC Televisión, canal ubicado en la avenida de las Américas. Sin previo aviso, tomaron el set del noticiario. La señal estaba en vivo.
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Los empleados fueron reunidos en el centro del estudio y amenazados con armas de fuego. Uno de los atacantes colocó un explosivo en la chaqueta de Calderón, convirtiéndolo en “el rostro visible de la violencia” que se apoderó del país ese día.
Mientras esto sucedía, el caos reinaba tanto dentro como fuera de los estudios. Los trabajadores enviaban mensajes desesperados pidiendo ayuda, mientras la Policía, alertada a las 14:30, desplegaba más de 120 efectivos para acordonar el área y tomar control de la situación.
A pesar de la rápida movilización, los minutos de terror dejaron secuelas profundas: un camarógrafo herido de bala, otro con una fractura, y una serie de detonaciones que resonaron no solo en el estudio, sino también en la memoria colectiva.
El ataque no se limitó a TC Televisión. Ese 9 de enero, la violencia afectó a otras instituciones públicas, con hospitales y unidades policiales entre los objetivos. En total, catorce personas perdieron la vida, mientras el Gobierno calificaba el acto como terrorismo.
Un año después, Calderón recuerda con detalle lo sucedido. “Ese día cambió todo para mí. Pasé de ser un espectador de hechos mediáticos a un protagonista de la violencia en Ecuador”, afirmó durante una entrevista.
Desde entonces, su vida tomó un giro radical. No fue igual. El año pasado dejó el país, solicitó asilo en los Estados Unidos, y ahora intenta reconstruir su vida lejos de su tierra natal.
“La empresa no me ofreció garantías para continuar trabajando. Lo único que me propusieron fue portar un chaleco antibalas, pero eso no era suficiente para enfrentar el estrés postraumático, la ansiedad y el miedo con los que vivía”, explicó.
Calderón, quien trabajó por más de 20 años en TC Televisión, describió su salida como forzada y bajo condiciones que califica de injustas.
En abril de 2024, José Luis decidió dejar Ecuador. Para él, abandonar su país no fue fácil, especialmente por la distancia que ahora lo separa de su familia. “Tengo a mi madre de 81 años y a mis tres hermanos en Ecuador. Fue un sacrificio alejarme de ellos, pero no veía otra salida”, comentó.
Pasar las fiestas de Navidad y Fin de Año solo, lejos de los suyos, fue uno de los momentos más duros de este nuevo comienzo.
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A pesar de las dificultades, Calderón se mantiene optimista. Actualmente, vive en el sur de la Florida, cerca de Miami, donde ha encontrado apoyo en la comunidad de periodistas locales.
“Estoy trabajando en proyectos relacionados con la comunicación, basados en mi experiencia como periodista. Es un proceso de reinvención constante”, señaló.
Calderón reconoció que aún lidia con las secuelas psicológicas de aquel día. “Fue espeluznante. Me apuntaron con armas de todo tipo y calibre, y me colocaron un explosivo en la chaqueta. En ese momento, lo único que pensé fue en mantener la calma para no empeorar la situación (…) algunos colegas de medios de comunicación estadounidenses, europeos, llegaron hasta a denominarme como el rostro de la violencia en Ecuador”, indicó.
El periodista enfatizó la falta de apoyo que recibieron los empleados tras el ataque. “No hubo una verdadera preocupación por nuestra salud mental. Muchas personas quedaron afectadas, y las empresas deben asumir su responsabilidad en este aspecto”, agregó.
Al recordar los eventos de aquel 9 de enero, Calderón no solo rememoró el terror vivido, sino también la falta de respuestas hacia las familias de las víctimas.
“Más de doce personas murieron ese día (en diferentes hechos en la ciudad), y aún no hay una explicación clara para sus familias. Es inaceptable minimizar el impacto de este hecho. Cambió vidas, fragmentó familias y evidenció las fallas de nuestro país en garantizar la seguridad”, afirmó.
Para Calderón recordar lo sucedido no es solo un ejercicio de memoria, sino un llamado a la acción. “Es importante que como sociedad tomemos medidas para evitar que algo así vuelva a ocurrir. Esto depende tanto de los actores de la sociedad civil como de las empresas y las autoridades”, concluyó.
A medida que se cumple el primer aniversario del ataque, el caso sigue siendo un recordatorio de los riesgos que enfrentan los periodistas en Ecuador. Para José Luis Calderón, la experiencia dejó una marca imborrable, pero también una oportunidad de comenzar de nuevo en un lugar donde espera encontrar paz y estabilidad.
“Ahora vivo con la esperanza de que mi vida pueda encaminarse nuevamente. Estoy trabajando en proyectos prometedores y aprendiendo a adaptarme a este nuevo capítulo”, dijo.
Sin embargo, su mirada hacia Ecuador permanece crítica. “No podemos olvidar lo que sucedió. No solo por las víctimas, sino porque es nuestra responsabilidad como sociedad trabajar por un futuro más seguro. Yo no tengo ninguna pretensión de regresar al país”. (I)