A raíz del asesinato del atleta Álex Quiñónez Martínez, las ofertas de ayuda y de reconocimientos póstumos llegaron desde varias instancias del Gobierno central y del Municipio de Esmeraldas, de donde él era oriundo. Sin embargo, después de un año del crimen del joven de 32 años en Guayaquil, pocas se han concretado, según su madre, Ana Quiñónez.

Tanto que —dice— recién hace tres meses hizo poner una lápida en la tumba del menor de sus dos hijos, con recursos que obtuvo de una jornada de venta de comida que organizó en la ciudadela Tolita 2, donde vivía con el atleta, y con dinero que le facilitó un allegado.

Asesinato de deportista Álex Quiñónez produce dolor y conmoción en todo un país

Entre esa pieza de mármol más un vidrio, instalado hace un mes, gastó alrededor de $ 900. “Le pusieron ahí bien bonito. Un señor me dio la dedicatoria que puso: ‘La leyenda nunca muere: Álex Quiñónez’”, cuenta Ana.

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Al dolor que siente la mujer, de 60 años, por el asesinato de su hijo se suma la impotencia que le produce el que hasta ahora no haya ningún detenido por el caso, según ella.

El velocista ecuatoriano obtuvo la medalla de bronce en el Mundial de Doha (Qatar), en el 2019. Foto: Archivo. Foto: Archivo

Hace poco, la madre del atleta dice haber sufrido un aneurisma y preinfarto, por lo que necesita a diario fármacos que muchas veces no tiene cómo comprar, ya que no trabaja y tampoco recibe alguna ayuda por su hijo.

El velocista olímpico fue asesinado a tiros la noche del viernes 22 de octubre del 2021. El hecho violento se registró en el sector Colinas de la Florida, en el noroeste de Guayaquil. Según testigos, varios sujetos vestidos con trajes parecidos a los de la Policía Nacional llegaron al sitio y dispararon en contra de dos personas; una de ellas era el atleta.

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Junto con el deportista fue acribillado Christopher Arcalla Ramírez, de 23 años, quien era cantante de música urbana. Veinticinco indicios balísticos fueron recopilados por Criminalística, mientras que dos hombres fueron captados por cámaras durante el doble crimen, atribuido en ese entonces a la banda delictiva Los Tiguerones.

Quiñónez representó a Ecuador en los Juegos Olímpicos Londres 2012, donde fue finalista en la prueba de 200 metros de atletismo. También obtuvo la medalla de bronce en el Mundial de Doha (Qatar), en el 2019.

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El deportista fue catalogado en su momento como “el mejor velocista de la historia del Ecuador” por parte del Ministerio del Deporte.

Ana Quiñónez, madre del atleta, refiere que el sábado anterior, 22 de octubre, organizaron una misa en la parroquia La Anunciación, en la ciudad de Esmeraldas, por cumplirse un año del suceso que sumió en la tristeza a la familia. Ella espera que se haga justicia y se encuentre a los responsables del crimen; pero también pide apoyo del Gobierno, pues su situación económica es compleja.

Cuenta que las dos hijas, de 8 y 5 años, que el velocista dejó en la orfandad sí han recibido ayuda gubernamental. Habló de dinero con el que la madre de las menores adquirió una casa y de becas educativas en planteles de Guayaquil. El hijo mayor del atleta, de 12 años, también es becado en Esmeraldas, reseña la mujer.

“A mí no me han dado ni un centavo, que andan diciendo que sí. Se lo juro por lo más sagrado y por la vida de él, que ya no está. Eso a mí me duele. Yo, como madre... A mí no me han dado un centavo”, manifiesta la mujer entre sollozos, y añade que debe altas sumas de dinero por servicios básicos, haberes que no puede solventar al no tener ingresos.

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Por acumular tres fallas en información relacionada con su localización para un examen de dopaje, el deportista fue impedido de actuar en los Juegos Olímpicos Tokio 2020, tras ser sancionado por el tribunal disciplinario de la Athletics Integrity Unit (AIU).

En la cancha del estadio Folke Anderson, en Esmeraldas, se levantó una capilla ardiente en donde se velaron los restos del atleta, hace un año. Foto: Archivo.

Pero, además, a Álex Quiñónez se le suspendió el incentivo deportivo mensual que percibía por pertenecer al Plan de Alto Rendimiento del Ministerio del Deporte. Se retiraron patrocinadores particulares y no podía participar en torneos oficiales a nivel nacional e internacional, lo que lo privaba de recibir pasajes aéreos, seguro de viaje, bono diario, alimentación, hospedaje, traslados, entre otros beneficios.

Roberto Erazo, exentrenador del atleta, señala que, aunque hubo el ofrecimiento de un sueldo vitalicio para la madre del corredor, aquello no se ha cumplido, al igual que otras cosas, como un empleo para la hermana del velocista, designar con su nombre una calle de Esmeraldas y ubicar en dicha localidad un busto en su honor.

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“Álex murió y no hubo un centavo en sus cuentas. Mánager y entrenador deben transparentar, indicar a qué cuenta traspasaron los recursos logrados en un sinnúmero de eventos internacionales, informar qué pasó con una casa que comenzó pagando Álex en Sangolquí”, recalca Erazo.

Él se suma al deseo de la familia del velocista para que el crimen no quede en la impunidad y se concrete la ayuda necesaria para la progenitora de quien fuera una gloria deportiva del Ecuador. (I)