Antes de la llegada del COVID-19 ya era difícil acceder a un espacio en un hospital público. Para finales del 2019, había apenas 14 camas por cada 100.000 habitantes en Ecuador, una cifra baja en comparación con los demás países de la región. Está muy lejos de las casi 50 camas que registró Argentina o de las 24 que registró Uruguay en 2018, según los datos más actualizados recogidos por el Banco Mundial.