En la acelerada carrera presidencial por llegar a Carondelet en las elecciones anticipadas, aparecen nombres de personajes conocidos y desconocidos que se promocionan como la respuesta ante la agobiante inseguridad, hartazgo político, fragmentación social, crisis económica e institucional. Se venden como figuras alejadas de las prácticas de la política tradicional, disruptivos, cercanos al ciudadano común; buscan perfilarse como el candidato outsider o al menos esgrimen características que los acerquen a ello.