Frente a un auditorio lleno, en Quito, Hernán Pérez Loose compartió las experiencias que vivió el año que representó a Ecuador como embajador ante la Organización de Naciones Unidas (ONU) y miembro del Consejo de Seguridad. El reconocido abogado, diplomático y columnista de EL UNIVERSO reflexionó que en la actualidad la visión liberal de las Naciones Unidas está siendo amenazada por el resurgimiento de las tendencias extremistas de derecha y de izquierda.
Pérez Loose fue designado embajador extraordinario y plenipotenciario de Ecuador ante la ONU, con sede en Nueva York (Estados Unidos), el 15 de noviembre de 2022 por el entonces presidente de la República, Guillermo Lasso. Estuvo en funciones hasta noviembre de 2023.
“La experiencia más importante que tuve fue vivir de cerca los efectos que está causando en las Naciones Unidas la crisis mundial que está atravesando hoy en día el planeta”, dijo al empezar el diálogo que fue conducido por Ruth Hidalgo, directora de la Corporación Participación Ciudadana.
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Recordó que cuando ingresó al Consejo de Seguridad de la ONU, el organismo estaba “prácticamente fracturado” por la invasión de Rusia a Ucrania. La hostilidad, dificultad, distancia y conflictos marcaban el pulso, que “empezaba a contagiar a todo el sistema de las Naciones Unidas”.
Los asuntos que parecían fáciles de resolver se iban complicando. En ese contexto, el entonces embajador ecuatoriano presidió una comisión dedicada a fortalecer y expandir la Resolución 1540 del Consejo de Seguridad, cuya misión era prevenir la proliferación de armas nucleares y químicas entre los grupos beligerantes no estatales, especialmente terroristas.
“Tuve que hacer unos grandes esfuerzos diplomáticos para seguir adelante”, confesó al retratar la dificultar de conciliar en temas que otrora pudieron ser considerados que no habría complicaciones.
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“Cargué sobre mis hombros una gran responsabilidad”, dijo sobre el rol que desempeñó en el Consejo de Seguridad, al cual Ecuador volverá en aproximadamente 15 o 20 años, apuntó.
El exembajador analizó el escenario actual en el que se desenvuelve la ONU, en medio de un mundo globalizado, marcado por conflictos armados, donde están emergiendo tendencias extremistas.
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En ese contexto, Hernán Pérez Loose observó que, al parecer, “hay una especie de contradicción, muy peligrosa, de pedirle a las Naciones Unidas más cosas de las que los propios Estados miembros están dispuestos a conceder”.
Aquello deriva en que ahora existe un problema de falta de consenso dentro del Consejo de Seguridad. Se suma que en menos de cinco años varias partes del mundo han entrado en confrontaciones, como sucede en Ucrania, Gaza, Corea del Norte, China y Taiwán.
“Hay una aceleración de los conflictos”, expresó con preocupación, ya que las confrontaciones no solo son militares, sino también culturales, que afectan a la visión ideológica liberal con que surgió y opera la ONU (respeto a la democracia, respeto a los derechos humanos, respeto a la convivencia pacífica, tolerancia, entre otros).
“Lamentablemente, hay toda una corriente tanto de la extrema derecha como de la extrema izquierda en varios países que trata de socavar al proyecto liberal, al proyecto de la institucionalidad, al proyecto de la democracia, al proyecto de la tolerancia, al proyecto de los derechos humanos, etcétera. Esa visión, que está en el corazón de las Naciones Unidas, ha venido siendo socavada poco a poco, por distintos actores. Eso está causándoles a las Naciones Unidas un serio problema, que es lo que muchas personas creen que es, simplemente una ineficacia o una institución que ya no sirve. El problema es que el entorno de las Naciones Unidas no le deja tener el protagonismo que los fundadores pensaron que debería tener”, describió Hernán Pérez.
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En otro aspecto, abordó el papel de los países de Latinoamérica y la posibilidad de unificar criterios, de alcanzar una visión que identifique y represente a la región. Aquello, sin embargo, es una tarea complicada porque se trata de “una región muy fragmentada, muy difícil”, con poco y escaso peso dentro del debate mundial, reconoció.
La condición de Latinoamérica dista de otras regiones porque, particularmente, a la fragmentación se suma que varios mandatarios han caído en tratos descorteses hacia sus pares. “Nunca había una región en la que un presidente insulta de una manera soez a otro presidente”, lamentó y señaló que desde el surgimiento de Hugo Chávez como presidente de Venezuela “hay una suerte de ideologización en las relaciones internacionales, por la cual hay una especie de club: quienes no son de tal corriente ideológica quedan excluidos”.
Con ese panorama, Pérez Loose comentó que los países de la región se enfrentarán al desafío de ponerse de acuerdo para elegir al candidato a secretario general de la ONU, dado que quien reemplazará al actual secretario, António Guterres, tiene que ser de Latinoamérica.
El exrepresentante de Ecuador también se refirió al conflicto bélico entre Israel y Palestina. Describió que el conflicto nace junto con las Naciones Unidas y ha llegado a un punto, prácticamente, “de no retorno, en el que hay que tomar decisiones bastante graves”, y recordó que Ecuador, durante la administración de Guillermo Lasso, hizo votos para llegar a una solución pacífica, el derecho a la defensa respetando el derecho internacional.
A su criterio, la solución definitiva debe pasar “necesariamente por el reconocimiento de Israel a su derecho a existir, y, a su vez, al reconocimiento de Palestina de tener un Estado soberano”.
Sobre la invasión rusa a Ucrania comentó que lo grave de la situación es que Moscú emplea el uso de la fuerza bélica para tratar de anexar un país, de “aniquilarlo”, lo cual, si se permite, desataría desorden. El conflicto ha traído varias consecuencias económicas, sociales, políticas, a tal punto de que países democráticos como Alemania están hablando de tener que rearmarse nuclearmente.
Al finalizar su conferencia, Hernán Pérez Loose reflexionó sobre la polarización de la población en Ecuador y el mundo, que impide llegar a consensos.
Señaló que factores como las redes sociales, la fugacidad de las ideas, teorías conspirativas, el poco interés del estudio de la historia y por los análisis serios sobre la política internacional, entre otros, conllevan a riesgos que pueden socavar la paz mundial. (I)
