Antes de ser asesinado al estilo sicariato en Quito el 9 de agosto pasado, Fernando Villavicencio ya había reportado que recibió amenazas al menos en dos ocasiones durante la campaña electoral. Estas se dieron en menos de 20 días y elevaron su exposición al riesgo al 93 %, más aún con la denuncia que hizo un día antes de su muerte en la Fiscalía General del Estado para que se investigue la renegociación de 21 contratos petroleros durante el gobierno de Rafael Correa.