El excandidato presidencial por el movimiento Construye Christian Zurita pidió al Gobierno sincerarse y revelar la información que tenía sobre los planes para matar a Fernando Villavicencio, exaspirante presidencial, y demandó de la Policía Nacional aceptar que cometió errores.
Solo bajo esas condiciones, dijo Zurita, se podrá dar con los autores intelectuales del asesinato del excandidato presidencial ocurrido el pasado 9 de agosto, tras la salida de un mitin en el coliseo del colegio Anderson, ubicado en el norte de Quito.
Las declaraciones las formuló durante un homenaje póstumo que brindó, este 8 de septiembre, la Unión Nacional de Periodistas (UNP), hasta donde también llegaron los familiares de Villavicencio, la excandidata vicepresidencial Andrea González, periodistas y amigos.
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Zurita comentó que tratar de desentrañar las condiciones del crimen no es fácil, pero que el asesinato no puede quedar impune y para ello se necesita un sinceramiento de las instituciones.
Este sinceramiento, dijo, primero pasa porque el Gobierno diga qué información tenía con respecto a los planes para matar a Fernando; pero sobre todo, un sinceramiento de la Policía Nacional, porque cometió errores y omisiones a dos niveles: el primero, a nivel de su seguridad cuyas imágenes son evidentes; pero hay una segunda omisión que es muy grave: la Unidad Antinarcóticos que ya investigaba a dos de los sicarios, porque eran blanco de un proceso de narcotráfico, habían ya señalado de un plan para acabar con Fernando y esa información fue analizada por la Policía, sin embargo, fue omitida, afirmó el periodista.
Zurita advirtió que tal vez esas omisiones cometidas en el interior de la Policía Nacional impidan a futuro entender y llegar a los reales autores intelectuales del magnicidio, y que todo eso pasa por una necesidad de un reencuentro, sino consideran el hecho de aceptar de que existió un error, sea por omisión o negligencia, “puede pasar una enorme factura en el momento de tratar de conocer a los autores intelectuales”, subrayó.
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El excandidato y amigo personal de Fernando Villavicencio sostuvo que es necesario que esas instituciones, que pasa por la Policía Nacional, el Ministerio del Interior, toda la línea de seguridad de inteligencia y que pasa por la decisión del Gobierno nacional, tienen que hacerse públicas, y solo bajo esas condiciones y bajo la aceptación de que cometieron errores, y que tienen que haber responsables administrativos y penales, es posible que se pueda dar con los autores intelectuales del crimen, insistió.
Dijo que al mes del asesinato y que divide al país en un antes y después, se tiene que decir a las autoridades del país que no tengan un liderazgo blandengue, y que “no podemos perder nuestro país, y como periodistas somos los más abocados a enfrentar las peores circunstancias”.
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Al recordar episodio de su vida, Zurita, destacó que Fernando Villavicencio no tuvo miedo al silencio y que en su caminar en el periodismo construyó lo que terminó siendo el periodismo reconocido y con prestigio invalorable, saltando a la política que siempre le coqueteó y que no quiso rechazar.
Zurita describió que fueron caminos escabrosos los que recorrieron con Villavicencio y que en todos aquellos pasos, a pesar de que sentían que existía peligro, nunca tuvieron miedo.
Recalcó que Villavicencio dejó un enorme horizonte, un capital gigante que significa el 16,5% de la votación y que hay que transformar en algo enorme y positivo; y ese es el desafío que deja, sobre todo el legado, que es el periodístico.
Ganador del premio Eugenio Espejo
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“El magnicidio de Fernando no ha privado de su presencia física, pero ha elevado su estatura moral, su lucha en defensa de los intereses nacionales que le costó persecución y exilio quedará perennemente en el corazón del pueblo al que amó y sirvió”, resaltó Cristóbal Peñafiel, presidente de la Unión Nacional de Periodistas.
Aseguró que las denuncias que realizó Villavicencio afectaron a quienes saquean los recursos del país en áreas como la petrolera, eléctrica, telecomunicaciones, adquisición de insumos médicos y construcción de hospitales.
La investigación periodística que lideró junto a Christian Zurita, sobre el esquema de sobornos promovido por Odebrechet, en colusión con los más altos niveles de Gobierno, condensado en el libro Arroz verde, ganador del premio de periodismo Eugenio Espejo, dejó al país una de las pocas sentencias contra la corrupción pública y privada. Veinte sentenciados por la justicia en última, entre ellos, un expresidente, un exvicepresidente, seis exministro de Estado, otros altos funcionarios gubernamentales y diez empresarios involucrados, sentenciados a ocho años de prisión. Esa es la contribución de Fernando Villavicencio que será recordada en la historia, porque no tiene precedentes y alcanzó al más alto nivel de la delincuencia de cuello blanco.
En la ceremonia también intervinieron las hijas de Villavicencio: Tamia y Amanda, quienes brindaron una velada artística acompañadas de su madre, Patricia Sandoval, y luego recibieron una réplica de una placa que se colocó en la UNP, donde se destaca “su valiente ejercicio del periodismo de investigación por más de tres décadas develó y permitió judicializar casos de corrupción al más alto nivel, en los sectores público y privado. Su lucha en defensa del pueblo ecuatoriano forma parte del honroso legado del periodismo al país”. (I)
