La última dictadura militar argentina se retrata en el documental Traslados, una propuesta del director Nicolás Gil Lavedra, quien se enfoca en reconstruir los denominados “vuelos de la muerte”.

Los “vuelos de la muerte” fueron un método de exterminio de opositores implementado por la dictadura y que consistía en arrojar a detenidos narcotizados al mar o al Río de la Plata desde aviones.

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“El documental pone pruebas sobre la mesa, junta todas las piezas y todo lo que se supo desde 1976 hasta la actualidad sobre los vuelos de la muerte”, explicó a la AFP su director.

Con testimonios de supervivientes, investigadores y referentes de organismos de derechos humanos con material de archivo y recreaciones ficcionalizadas, la película construye pieza por pieza el rompecabezas desde los primeros indicios hasta los fallos judiciales que probaron los hechos.

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“Al ser un documental de investigación, no hay opiniones ni partidarias ni subjetivas, hay hechos y hay pruebas”, subrayó Gil Lavedra.

El caso de las Madres de Plaza de Mayo

Esther Ballestrino, Azucena Villaflor y María Ponce son las fundadores de la organización Madres de la Plaza de Mayo, y también fueron víctimas de la dictadura. Su caso se reconstruye en el documental de Gil Lavedra.

Las mujeres, junto con otras activistas, fueron secuestradas y arrojadas al mar en un vuelo realizado la noche del 14 de diciembre de 1977, según la reconstrucción judicial.

El grupo de doce secuestrados había sido señalado por el exmarino Alfredo Astiz, infiltrado en la organización Madres de Plaza de Mayo y quien hoy cumple prisión perpetua.

En julio, un grupo de seis diputados del partido de Gobierno del presidente Javier Milei visitó en la cárcel a Astiz y a otros represores condenados por delitos de lesa humanidad, en un hecho que generó repudio en buena parte del arco político argentino.

Sobre la visita “y la manera en que se referían a ellos como viejitos que cumplían una pena en una cárcel común y no se lo merecían, este documental muestra que son criminales cumpliendo una condena por delitos de lesa humanidad, porque ellos eran el Estado”, señala Gil Lavedra.

“La única manera que tenemos de superar este tema es teniendo una memoria colectiva. Toda la sociedad tiene que entender que la dictadura fue terrorismo de Estado y todos tenemos que condenarlo. La única manera que tenemos de sanar esa herida es con justicia, verdad y memoria”.

Se calcula que durante los siete años de dictadura murieron o desaparecieron unas 30.000 personas, según organizaciones de derechos humanos. (I)