Las tres hijas pequeñas de una familia guatemalteca deseaban conocer el mar. Varias veces le pidieron al papá les cumpliera el deseo y él se los prometió.
Con ilusión prepararon el viaje, el que desafortunadamente se cruzó con la fatalidad. Santos Sequén dijo, desde Guatemala, a Primer Impacto, de Univisión, que no podrá borrar de su mente la promesa hecha a sus hijas, Shirley, Jackelyn y Lesly Sequén Rodríguez, de ir a ver el mar por primera vez.
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Las hermanas tenían 8, 10 y 12 años.
Tragedia de las hermanas en el mar
Los Sequén invitaron a unos amigos para que los acompañaran al viaje. Santos narró que él se quedó cerca de la orilla y vio cuando su pareja entró al mar con sus tres hijas.
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“Yo me quedé llenando una piscina armable, donde nos habían prestado el rancho. Las niñas vinieron a pedirme permiso para ir a tomarle fotos al mar, que querían conocerlo”, narró el afligido padre a la periodista Éricka Porras.
La madre tomó a dos de las niñas de las manos. La tercera, se agarró de una hermana. Así caminaron hacia el encuentro con el agua, con las olas.
Última foto de las tres hermanas
La escena quedó inmortalizada en una fotografía. La mamá, con una toalla blanca y verde sobre la espalda, llevó a sus tres hijas a cumplir el gran sueño.
El nombre de la progenitora no se ofrece en varios reportes sobre esta trágica noticia.
Pero, en un abrir y cerrar de ojos, una enorme ola envolvió a la mujer y a las tres hermanas. La fuerza del agua hizo que esa ola “las arrastrara mar adentro”, explicó Univisión.
El fuerte oleaje impidió a Sequén ayudar a sus hijas. “Nos dijeron que a esa ola la llaman la barredora; esa fue la que atrapó a mis angelitos y se los llevó”.
Kimberly llora desesperada por sus tres hermanas pequeñas
El cuerpo de Shirley fue el primero que devolvió el mar. Los otros dos cadáveres fueron hallados tres días después.
“Una ola gigante atrapó a dos hermanos grandes, de 14 y 17 años; a mi mamá de 34 años, a mis tres hermanas pequeñas y a otro señora”, dijo, llorando, Kimberly Sequén, la hija mayor.
Kimberly no pudo ir al paseo. Notificada de esta tragedia, se fue a la playa en Iztapa. Pasaban las horas y no ubicaban una embarcación para tratar de buscar los cuerpos de las otras dos niñas.
Recuerda Primer Impacto que la jovencita grabó, desde la orilla, un mensaje pidiendo ayuda: “Mi familiares están regados buscando a mis (2) hermanas y estamos desesperados. Desde la madrugada estamos buscando a cualquiera que tenga lancha o cuatrimotos y nos puedan colaborar”.
Bomberos y funcionarios de la Naval escucharon esta dolorosa petición y desplegaron una amplia operación para ubicar los cuerpos de Jackelyn y Lesly Sequén.
En un primer recorrido, que se extendió por 10 horas, no hallaron a las otras dos niñas en el corredor del Pacífico, explicó un funcionario.
Desesperado, con el paso de las horas, Santos Sequén narró: “Yo le pedí a Diosito que me devolviera a mis angelitos para la cristiana sepultura”.
“Eran siete hijos. Acepto la decisión de Dios. Él me las dio y Él se las llevó. Dios me dará fuerzas.. Él, y mi familia, serán el ungüento para seguir adelante acompañado de mis hijos mayores y mi esposa”, dijo Santos Sequén, antes del sepelio, a Telediario Guatemala.
“Las encontramos muertas”, dijo Kimberly con la voz entrecortada por el dolor. Cuando localizaron a las otras dos infantes habían trascurridos tres largos días de aquel viaje al mar realizado a comienzos de julio, pero es ahora, a mediados de agosto, que la impactante historia ha trascendido.
La noticia llenó de consternación a los amigos, vecinos, maestros y compañeros de clases de las tres hermanitas Sequén.
“Mis hermanas pequeñas no pudieron salir”, repite sin consuelo Kimberly a Univisión. Lamenta que por estar en la capital no pudo ir con la familia.
Piensa que de haber viajado “me hubiera ido al cielo con ellas”.
(I)
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