El 2 de mayo de 2011 el mundo se enteraba de que el terrorista más buscado del mundo había sido encontrado y asesinado: Osama Bin Laden.
Una foto del entonces presidente estadounidense Barack Obama y su gabinete en el cuarto de mando junto a líderes militares del país enmarca ese recordado momento. Sin embargo, ese no fue el fin del terrorismo y luego se inició otra etapa.
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La pista que llevó hasta el escondite de Bin Laden en Abbottabad (Pakistán), donde murió, fue una llamada telefónica interceptada, realizada por el mensajero de confianza del jefe de Al Qaeda, Abu Ahmed al Kuwaiti, recuerda EFE. Luego de acabar con él, Estados Unidos lanzó su cuerpo al mar para no crear un lugar de culto para los terroristas.
Al Kuwaiti servía de vínculo entre Bin Laden y sus militantes, porque la residencia de tres pisos que ocupaba el dirigente de Al Qaeda no tenía líneas telefónicas ni internet.
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Según las revelaciones de responsables estadounidenses, cada vez que a Al Kuwaiti u otras personas del entorno personal de Bin Laden querían hablar por teléfono conducían más de hora y media antes de ponerle la batería a sus móviles.
A través del mensajero, los espías estadounidenses localizaron la residencia de Abbottabad, donde detectaron a una persona que salía a caminar todos los días a un patio interior de la vivienda, pero que nunca salía al exterior. Gracias a imágenes de satélite se logró reunir información suficiente para identificar al paseante como Bin Laden por su complexión y altura, ya que nunca obtuvieron una imagen del rostro suficientemente clara.
El almirante retirado William H. McRaven, que supervisó la operación castrense, precisó en una entrevista reciente con la revista CTC Sentinel, de la prestigiosa academia militar de West Point, que dependían del ciclo lunar para que fuera lo más oscuro posible y necesitaban que las temperaturas no fueran demasiado altas. Esa noche había luna menguante y 32 grados de temperatura en Abbottabad.
Sobre por qué se tardó tanto en encontrarlo, Keith Cozine, profesor de Seguridad Nacional de la Universidad Saint Johns, dijo que al principio no se buscó correctamente y nunca se pensó que estaría “cerca de la versión paquistaní de West Point”. Que Bin Laden viviera en Abbottabad, a 60 km de Islamabad, estaba lejos de lo que se pensó durante años, básicamente suponía que estaba escondido “a plena vista”.
El origen de la persecución
El 11 de septiembre de 2001 un atentado terrorista con dos aviones derrumbó las Torres Gemelas del World Trade Center de Nueva York, hecho en el que murieron casi 3.000 personas. Bin Laden, como líder de la organización terrorista Al Qaeda, se adjudicó el ataque, convirtiéndose en enemigo número uno de ese país y de sus aliados.
Se decía que estaba en Afganistán, su país, y se pidió a los talibanes, quienes gobernaban, que lo entregaran; no accedieron y Estados Unidos entró al territorio. El saldo: 20 años de una guerra que no ha cambiado la inestabilidad que vivía Afganistán desde la invasión soviética de los 70 e incluso más atrás.
El pasado jueves la Casa Blanca anunciaba que las tropas estadounidenses comenzaban a retirarse de Afganistán y explicó que el Pentágono ha desplegado fuerzas adicionales en la región para disuadir a cualquier grupo de posibles ataques. Esto luego de 20 años de ocupación junto con fuerzas internacionales.
La guerra de Afganistán es la más larga de la historia en que haya participado Estados Unidos.
Sobre si este hecho volvió a desencadenar inestabilidad en Medio Oriente mientras se lo buscaba, la profesora de Ciencia Política de la USFQ Anamaría Correa comenta que fue uno de los factores, pero no el único: “Existen factores de violencia interna que escapan a los hechos ocasionados a partir de la búsqueda de Osama bin Laden”.
“Era muy importante desde la perspectiva de la política exterior de EE. UU. el cerrar el círculo de la guerra contra el terrorismo al acabar con la vida de Bin Laden. Sin embargo, su muerte no ha significado el fin de los actos terroristas en el mundo, por ejemplo, con el surgimiento de ISIS (Estado Islámico), lo que sugiere que las amenazas se han vuelto quizá menos letales, pero todavía omnipresentes en el mundo occidental”, comenta Correa.
Con ella concuerda Roberto Beltrán, profesor de la cátedra Unesco de Cultura y Educación para la Paz de la UTPL, quien añade que Bin Laden tenía una gran presencia y amplia comunicación en espacios precarios, con lo que pudo masificar su mensaje.
Para él lo ocurrido es una muestra de que en geopolítica internacional, desgraciadamente, el fin justifica los medios, pero piensa que sería mejor tener un sistema de Naciones Unidas que permita perseguir y capturar a terroristas respetando los lineamientos de derechos humanos, la voluntad de autodeterminación y soberanía.
Al Qaeda sigue buscando líder
Santiago Pérez, también profesor de la UTPL de Ciencia Política y Derecho Internacional, comenta que Bin Laden tuvo éxito al regar su filosofía y mensaje en Medio Oriente, porque fue un líder carismático; por eso, cuando cayó, Al Qaeda se vio muy debilitada, pero apareció otro grupo como Estado Islámico, que nació como una rama del primero en Irak.
Pérez también comenta que Bin Laden pensaba mucho su discurso mediático; siempre se mostraba vestido de traje árabe, con una chamarra de camuflaje militar y junto a su fusil. Su mensaje fue el inicio a gran escala de esa cruzada yihadista global y se convirtió en un mártir para quienes creen en el mundo islámico, en la sharía y su interpretación estricta y fundamentalista.
Sin embargo, Al Qaeda es recordada como el primer grupo yihadista global, responsable de los peores atentados de la historia moderna. Pero diez años después de la muerte de su fundador, Bin Laden, la organización sigue buscando un líder fuerte.
“Al Qaeda se ha convertido en una marca, una especie de franquicia, y sigue activa en países como Somalia, Yemen, Siria, pero mucho menos en Occidente. En cambio, el grupo Estado Islámico, pese a la muerte de su líder Abu Bakr al-Baghdadi, se encuentra en un punto estático con toda la intervención de los países. Sin embargo, el movimiento aún está activo y con su nuevo líder Abdullah Qurdash está reorganizando el grupo y se piensa que a futuro puedan tener actividad”, dice Pérez.
La búsqueda de Bin Laden fue una de las más importantes en la historia del espionaje en EE. UU., de la que se han extraído lecciones aplicables en los últimos años. (I)