Durante décadas, Sheij Jarrah era considerado un barrio más en Jerusalén Este, anexado por Israel, pero su historia se volvió viral en las redes sociales desde que comenzaron las protestas contra los planes de expulsar a familias palestinas radicadas en el lugar.
“Hemos logrado (...) no solo llamar la atención sobre los asentamientos en Jerusalén, sino también sobre los derechos de los palestinos de defenderse, su derecho a resistir al ocupante y el derecho a su propia narrativa”, dijo Muhamed el-Kurd.
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El poeta y escritor de 23 años, uno de los que podría perder su casa, ha trabajado por dar a conocer el caso de su barrio, y con ello ha obtenido más de 180.000 seguidores en Twitter y más de medio millón en Instagram.
“Desde el inicio de la campaña, nuestro mensaje ha sido muy claro, estamos hablando de colonialismo y asentamientos, no solo de abusos de derechos humanos”, señaló.
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Las protestas en Sheij Jarrah se propagaron en mayo a la Explanada de las Mezquitas, lo que provocó una dura respuesta israelí contra los palestinos en el lugar.
La represión desató una guerra de 11 días entre el Estado judío y militantes palestinos en la Franja de Gaza, que a su vez motivó protestas mundiales a favor de los palestinos.
Con ello, los hashtag #SheijJarrah y #SalvenSheijJarrah se volvieron virales.
Celebridades como los actores Mark Ruffalo y Viola Davis y el futbolista Riyad Mahrez, del Manchester City, han posteado comentarios sobre el barrio en redes sociales.
“Cambio sin precedentes”
Kurd calificó la situación de Sheij Jarrah como “una diminuta muestra del colonialismo sionista en Jerusalén y Palestina en general”.
“Todos pudieron ver que enfrentamos a un sistema legal racista que fue creado para proteger y apoyar a los colonos”, agregó.
Israel ocupó Jerusalén Este en 1967 y luego lo anexó, una medida que no ha sido reconocida por la comunidad internacional.
Bajo la legislación israelí, grupos judíos pueden reclamar tierras que les pertenecieron antes de la fundación de Israel en 1948, incluso si familias palestinas han estado viviendo en ellas por décadas.
Por el contrario, palestinos que se convirtieron en refugiados en la guerra de 1948 no tienen cómo recuperar sus casas o tierras en Israel.
La organización israelí de derechos humanos Ir Amin dice que hasta 1.000 palestinos en Sheij Jarrah y el distrito vecino de Silwan podrían ser desplazados.
Fuera de su casa, la mitad de la cual fue ocupada por un colono judío, Kurd dijo que pasa conectado en línea de la mañana a la noche.
“Hemos visto un cambio sin precedentes en la opinión pública mundial”, sostuvo Kurd, quien cursa una maestría en Estados Unidos.
“Creo que lo que convirtió al hashtag #SalvenSheijJarrah en un éxito fue la narrativa que usamos”, comentó.
A su juicio, “la gente ha comenzado a entender el caso de Sheij Jarrah y el colonialismo en general en Jerusalén”.
“Incluso si no logramos salvar las casas, hemos hecho algo muy grande”, afirmó.
Palestinos silenciados
Las familias palestinas en el barrio dicen que recibieron las llaves de sus casas de la agencia de la ONU para refugiados palestinos y Jordania, que controlaba Jerusalén Este entre 1948 y 1967.
En mayo, cuando aumentaban las tensiones que llevaron a los enfrentamientos en Gaza, la justicia israelí aplazó una audiencia sobre los casos de Sheij Jarrah.
Pero Kurd dice que no confía en la justicia israelí.
También advirtió de los aparentes intentos de las plataformas de redes sociales por silenciar a los activistas palestinos, incluso cuando suben imágenes de las fuerzas de seguridad israelís en acciones violentas contra manifestantes.
Sada Social, una organización defensora de los derechos digitales, dice que solo en mayo documentó más de 700 casos en los que las redes han restringido el acceso, o incluso removido, contenido palestino.
“Llegamos a no poder publicar nada sobre Sheij Jarrah sin que fuera removido”, contó Kurd.
“Recibimos muchas advertencias de que nuestras cuentas serían eliminadas, y a veces nuestras visitas cayeron de un cuarto de millón a 90.000 o solo 5.000”, agregó.
Pese a los obstáculos, dijo estar sorprendido del impacto de la campaña.
“No creí que un posteo o una foto pudiera cambiar algo en realidad (...) pero descubrí que nuestra primera y última batalla es de palabras, la batalla de las narrativas y de la opinión pública”, señaló.
Y para los residentes de Sheij Jarrah, es una lucha que no pueden darse el lujo de perder.
“No podemos dejar caer el tema”, sostuvo Kurd. “En el momento que lo hagamos, nuestras casas serán robadas”. (I)