Stockton Rush, el fundador de OceanGate y uno de los cincos fallecidos tras la implosión del submarino Titan, estaba consciente de que algo negativo podría ocurrirle al transporte. El director ejecutivo fue previamente avisado de que el sumergible no era del todo seguro, pero no siguió las recomendaciones. Así lo muestran correos electrónicos que Rush intercambió con Rob McCallum, un destacado especialista en exploración de aguas profundas.