Rusia se encuentra en una encrucijada en lo que respecta a su capacidad armamentista, especialmente en el ámbito nuclear.
Rusia prepara un polígono nuclear en el Ártico para hacer frente a los avances de Estados Unidos
La reciente prueba del misil balístico intercontinental RS-28 Sarmat, conocido como Satán II, deja en evidencia una serie de fallos alarmantes que plantean serias dudas sobre la efectividad de esta poderosa arma, considerada como la joya del arsenal nuclear impulsado por Vladimir Putin.
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El Satán II tiene una longitud de 35 metros y la capacidad de transportar hasta 16 ojivas nucleares. Está diseñado para alcanzar objetivos situados a miles de kilómetros de distancia, como en Estados Unidos o Europa, con un rango máximo de 18,000 kilómetros.
¿Qué pasó con el misil Satán II?
Expertos analizaron imágenes de satélite que indican un “fallo catastrófico” durante la prueba del Sarmat, lo que lleva a especulaciones sobre la viabilidad del programa nuclear ruso.
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Según el medio español ABC, unas imágenes capturadas el 21 de septiembre muestran un cráter de 60 metros de ancho en el silo de lanzamiento del cosmódromo de Plesetsk, en el norte de Rusia. Tal daño sugiere que el evento no fue mera casualidad; es un indicativo claro de que algo salió mal durante la prueba.
Pavel Podvig, un analista radicado en Ginebra y experto en fuerzas nucleares rusas, citado por ABC, afirma que “según todos los indicios, fue una prueba fallida”, haciendo hincapié en un “gran agujero en el suelo”.
A esto se suma la opinión de Timothy Wright, investigador del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS) en Londres, quien apuntó que el problema pudo estar relacionado con un fallo en la primera etapa del propulsor, lo que podría haber llevado a la explosión del misil antes de completar su trayectoria.
“Una posible causa es que la primera etapa (propulsor) no logró encenderse adecuadamente o sufrió una falla mecánica catastrófica, lo que provocó que el misil cayera nuevamente o aterrizara muy cerca del silo y explotara”, aseguró Wright.
El experto señaló que este reciente incidente marca la cuarta prueba fallida consecutiva del Sarmat, lo que inevitablemente retrasa su implementación y genera dudas sobre la efectividad del programa.
La situación es particularmente inquietante si se considera que Rusia había propuesto originalmente que el Sarmat estaría operativo en 2018, reemplazando a los misiles SS-18 de la era soviética.
Sin embargo, la realidad ha sido marcada por constantes retrasos. Hace casi un año, en octubre de 2023, Putin declaró que el país estaba casi listo para finalizar el desarrollo del misil, con la intención de que este se convierta en la base de las fuerzas nucleares estratégicas terrestres.
No obstante, y a pesar de la gravedad del fallo, ABC reporta que el Kremlin mantiene silencio. Un portavoz alegó no tener información sobre el incidente. Esta falta de transparencia solo aumenta la incertidumbre respecto a la capacidad y preparación del arsenal nuclear ruso.
(I)
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