El caso más actual es el de WOM Chile, que el mes pasado tomó la decisión de acogerse a una reorganización bajo el Capítulo 11 de la Ley de Quiebras de Delaware (EE. UU.), al no poder cumplir con un plan para refinanciar una deuda de $348 millones que vence en noviembre. Además, el 15 de abril de este año, WOM Colombia solicitó acogerse a una reorganización para evitar salir del mercado, según medios internacionales.

Mientras tanto, en Panamá, Digicel anunció que cierra sus operaciones después de que concluyera “sin adjudicación” la licitación para explotar el servicio de comunicaciones personales y la compraventa de ciertos activos de esa operadora. La licitación se abrió luego que en el 2022 anunciara su salida del mercado panameño de telecomunicaciones por no poder competir.

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También en 2022 -recoge la prensa internacional- el gobierno del presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador rescató de la quiebra y asume el control de la empresa Altán Redes, un consorcio internacional creado en 2016 para diseñar, operar y mantener el proyecto de telecomunicaciones red compartida de servicios móviles e inalámbricos fijos mayoristas en México.

Estos son solo algunos ejemplos de la compleja situación que atraviesan los operadores, tanto por la estructura de los mercados locales como por los desafíos financieros, que los están llevando a desinvertir, vender o fusionarse.

“En los últimos años, la industria en la región ha pasado por un proceso de consolidación. Se han dado situaciones de devolución de espectro, operadores con infraestructura propia reconvertidos en operadores virtuales, cierre de operaciones”, cuenta Lucas Gallitto, director para América Latina de GSMA, Asociación Global de Operadores Móviles.

Lucas Gallitto, director para América Latina de GSMA, Asociación Global de Operadores Móviles. Foto: Cortesía

Explica que la industria de telecomunicaciones es de capital intensivo, pues hay una necesidad constante de invertir en infraestructura para mantener la calidad de servicio ante el aumento del tráfico de datos, pero el entorno económico y regulatorio de la mayoría de los países presenta desafíos.

Los altos costos por el uso del espectro, las cargas impositivas, las contribuciones a Fondos de Servicio Universal (FSU) y las regulaciones asimétricas con otros actores del ecosistema digital son algunos de los motivos que conducen a situaciones financieras complejas

Lucas Gallitto, director para América Latina de GSMA, Asociación Global de Operadores Móviles.

Con él coincide Maryleana Méndez, secretaria general de la Asociación Interamericana de Empresas de Telecomunicaciones (ASIET): “Existe un problema de base en América Latina y el mundo, que es la sostenibilidad financiera del sector de las telecomunicaciones, una industria clave para asegurar una transformación digital inclusiva para las personas, empresas y estados”.

Maryleana Méndez, secretaria general de la Asociación Interamericana de Empresas de Telecomunicaciones (ASIET) Foto: Cortesía

Ella considera relevante contar con una agenda digital transversal a todos los sectores de la economía para el desarrollo de América Latina. “Su ejecución exitosa requiere de la colaboración y diálogo entre el sector público y privado. Es indispensable tomar medidas de modernización regulatoria que puedan optimizar normativas que fueron dictadas en un entorno diferente y que no reflejan la realidad y necesidades de los mercados, ni de los usuarios”, dice Méndez.

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Gallitto sugiere alinear el discurso que destaca la importancia de la conectividad con las políticas públicas que efectivamente corren para el sector. “Si la conectividad es primordial, no debería haber trabas para desplegar infraestructura o precios de espectro altos y desajustados con la realidad financiera del sector. Es muy importante también abordar la brecha de conectividad en un sentido integral”.

En Ecuador, explica, el 5 % de la población no tiene cobertura, pero el 49 % vive en zonas con cobertura de internet móvil y aun así no se conecta por motivos que no tienen que ver con la oferta, sino con la demanda de servicios. “Uno de esos motivos es la asequibilidad, principalmente la dificultad para poder comprar un smartphone. Si hay un objetivo de conectar a todos, no debería haber impuestos que encarecen artificial y específicamente la provisión de servicios o el acceso de los usuarios a los dispositivos”.

La falta de habilidades digitales, menciona como otro motivo. “Sería importante que los gobiernos pudieran fomentar la articulación entre distintos actores para potenciar y escalar los proyectos y lograr un impacto real en la creación de habilidades digitales”.

Espectro, oxígeno de la conectividad

Para el director para América Latina de GSMA, el espectro es la autopista invisible que conecta la infraestructura física como antenas y torres con los dispositivos. “Es el oxígeno de la conectividad. Por lo tanto, aunque pueda parecer algo de nicho, su gestión tiene un impacto directo en la cobertura y calidad de los servicios”, enfatiza.

Un estudio de la GSMA reveló que, en Ecuador, costos más de tres veces por encima del promedio latinoamericano causaron un retraso de un año en el despliegue de cobertura 4G. “Los precios de espectro son uno de los principales costos operativos de un operador. Por lo tanto, cuando los gobiernos imponen altos costos por su uso, encarecen la provisión de servicios y por ende el precio final que paga el consumidor”, asevera Lucas Gallitto.

En este sentido, la secretaria general de la ASIET sugiere una disminución de los costos de espectro radioeléctrico, al menos, conforme a los estándares internacionales, para garantizar un acceso justo, equilibrado y a precios razonables.

El nivel actual de los derechos anuales por uso del espectro está impactando negativamente a la industria en la inversión y el crecimiento del mercado, afectando así a la expansión de la cobertura, el aumento de la capacidad para soportar los incrementos de la demanda de tráfico y el futuro desarrollo de la industria 4.0, la red 5G, el internet de las cosas y las smart cities, la revolución del transporte autónomo, la inteligencia artificial, entre otros

Maryleana Méndez, secretaria general de la Asociación Interamericana de Empresas de Telecomunicaciones (ASIET).
Recomendaciones para Ecuador

Una de las principales recomendaciones de los expertos es ajustar los precios del espectro a la realidad del sector. “En México, por ejemplo, los altos costos del espectro llevaron a la devolución total por parte de un operador, un desenlace que no es positivo ni para la industria, ni para el Estado, ni para los usuarios. El espectro bien gestionado es un instrumento de inclusión y desarrollo digital”, reflexiona Gallitto.

Otra sugerencia es revisar y ajustar la carga impositiva que enfrentan los operadores: “los impuestos no deberían ser un obstáculo para las inversiones, ni para la asequibilidad de los servicios por parte de los consumidores”. Además, que la regulación esté a la altura de la nueva era digital y funcione como un habilitador de la inversión. “Esa modernización incluye la revisión de regulación de legado, duplicada u obsoleta, que ralentiza la innovación y también las asimetrías regulatorias entre los actores del ecosistema digital”.

Foto: Shutterstock

En tanto, Méndez sugiere marcos normativos que promuevan la sostenibilidad de las inversiones para que la sociedad pueda gozar de todos los beneficios de la transformación digital. “Ecuador debe seguir trabajando en mejorar la calidad institucional y regulatoria, que es clave para avanzar en el despliegue de infraestructura y detonar la inversión en conectividad”, concluye. (I)