A través de un comunicado público, la Conferencia Episcopal Ecuatoriana manifestó su pesar por el fallecimiento del papa Francisco, ocurrido la madrugada (hora de Ecuador) de este lunes, 21 de abril del 2025.

La misiva, de cuatro páginas, evoca ocho características del Pontificado de Francisco, de duró más de doce años, y que incluyó una visita al Ecuador en el 2015.

1. Fue “el Papa de la Esperanza”. La mirada contemplativa del papa Francisco ha suscitado un tiempo de esperanza para un mundo herido. El Jubileo Peregrinos de Esperanza que estamos viviendo es la síntesis de lo que ha palpitado en su corazón desde su infancia en Buenos Aires. Como él, sólo en Jesús, puerta de la Salvación, podemos esperar y construir una nueva humanidad.

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2. Fue el “papa de la Misericordia y la Ternura”. En primera persona, el Papa Francisco ha sentido el latido de la misericordia de Dios. Su lema episcopal y papal fue “Misericordiae utque eligendo” que podría traducirse como “Misericordiando lo eligió”. Esta certeza fue el inicio de su vocación, discipulado y misión como cristiano y obispo. Desde el primer día como sucesor de Pedro no dejó de enseñarnos que la misericordia de Dios triunfa siempre y derrumba todo muro de indiferencia, de exclusión y de violencia. Nos recordó siempre que el estilo de Jesús es la cercanía, la ternura y la compasión, nunca el juicio, la exclusión y la condenación.

3. Fue el “papa de la Escucha y del Discernimiento”. Nos enseñó el arte y el gusto del discernimiento espiritual y pastoral. Fue un pastor con el corazón y el oído inclinado a la escucha atenta del Espíritu Santo, del pueblo de Dios y de las voces de los marginados en las periferias geográficas y existenciales. Discernimiento que se constituye en memoria y profecía porque Dios no deja de venir a nuestro encuentro saliendo de sí mismo y rompiendo nuestros esquemas y prejuicios, muchas veces justificados con piadosos argumentos.

4. Fue el “papa del Corazón”. En el 2015, su visita pastoral al Ecuador ha quedado grabada en nuestras retinas y en nuestro corazón. Nos recordó que el Corazón de Jesús está en centro del mundo. Aquí nos reveló el tesoro de su corazón: Cristo, la Iglesia y los pobres. Para nadie ha sido un secreto su cercanía con nuestro pueblo ecuatoriano consagrado al Sagrado Corazón de Jesús.

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5. Fue “el papa de la Fraternidad y de la Sinodalidad”. Imposible borrar de nuestra memoria su primera presentación en el balcón de la Basílica de San Pedro en Roma. Fue el inicio de un camino entre el pastor y su rebaño marcado por la fraternidad, la escucha, el diálogo, la acogida, la paz y la esperanza. Volver a caminar juntos es el camino y horizonte de la Iglesia y de la humanidad hacia la fraternidad y amistad universal

6. Fue el “papa de la pastoral del Encuentro”. Papa el papa Francisco la verdad era un encuentro en la tierra del diálogo respetuoso y abierto dirigido siempre hacia la reconciliación y la paz donde la unidad es superior al conflicto. La tierra del encuentro por excelencia es la Eucaristía donde se puede ver, sentir y amar a Dios y al prójimo más con las obras que con las palabras.

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7. Fue el “papa Soñador”. Nunca dejo de ser un pastor con olor a oveja. Continuó siendo un párroco que extrañaba callejear, es decir, sentirse cercano a su pueblo. Pero sobre todo nunca dejó de soñar. En su Exhortación Apostólica Postsinodal Querida Amazonía nos entregó sus cuatro sueños: social, cultural, ecológico y eclesial. Sueño que se hizo camino, hogar y horizonte en la experiencia de caminar juntos hacia la fraternidad universal y en el cuidado de la casa común.

8. Fue el “papa devoto de María y San José”. El cariño y la devoción a la Virgen María fue la estrella polar su cielo. Apenas elegido como Obispo de Roma quiso peregrinar a la Basílica de Santa María la Mayor para entregar su ofrenda floral y encomendar su misión pastoral a Madre Dios. Sabemos bien que antes y después de cada viaje pastoral se encomendaba a la Virgen María. Él mismo, muchas veces, confesó públicamente su devoción a la Virgen Dolorosa del Colegio (Quito) cuya estampita la guardaba en su breviario de oraciones diarias. También, el papa Francisco eligió empezar su ministerio en la Solemnidad litúrgica de San José (19 marzo 2013) para recordarnos la revolución de la ternura, el cuidado y el cariño de Dios hacia todos, en especial hacia los más indefensos.

En su carta, los obispos del país recordaron que “como en la parábola del grano de trigo que debe morir para ser fecundo, también nosotros vayamos llevando -junto al pan y el vino- el grano de trigo de nuestro papa latinoamericano a la tierra de la Eucaristía para entregarlo en un ofertorio de amor y de gratitud. Ahora más que nunca, las palabras del papa Francisco resuenan en nuestra memoria: “¡Les pido por favor, no se olviden de rezar por mí!” Invitamos a todos los fieles a elevar sus oraciones en acción de gracias por la vida, el testimonio y la misión del papa Francisco”. (I)