Científicos creen haber identificado las pruebas más antiguas de vida microbiana diversa en la Tierra, de al menos 3.750 millones de años y posiblemente incluso de 4.200 millones de años, tan solo 300 millones de años después de que se formara el planeta –apenas más jóvenes que la propia Tierra–, lo que constituye la prueba más contundente de que la vida comenzó mucho antes de lo que se supone.