Redacción-Agencias

Miguel Uribe Turbay (1986-2025) era uno de los jóvenes con proyección en la política colombiana, incluso pensaba en una posible candidatura a la Presidencia de su país en 2026, razón por la que realizaba encuentros con la sociedad, pero en uno de ellos, mientras hablaba con ciudadanos en un parque, se acercó un sicario adolescente y le disparó en la cabeza. Ayer, a los 64 días de estar hospitalizado, murió. La causa, según los médicos, fue una nueva hemorragia cerebral.

Su esposa, María Claudia Tarazona, fue la primera en dar la noticia: “Siempre serás el amor de mi vida. Gracias por una vida llena de amor, gracias por ser un papá para las niñas, el mejor papá para Alejandro. Pido a Dios que me muestre el camino para aprender a vivir sin ti. Nuestro amor trasciende este plano físico. Espérame, que cuando cumpla mi promesa con nuestros hijos, iré a buscarte y tendremos nuestra segunda oportunidad. Descansa en paz, amor de mi vida, yo cuidaré a nuestros hijos”, escribió en su cuenta de Instagram, con el mensaje acompañado de una fotografía de los dos.

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El político deja un hijo pequeño y a tres adolescentes hijas de su esposa, que acogió como propias.

“El senador Miguel Uribe Turbay falleció a la 01:56 hora local (06:56 GMT) debido a las complicaciones neurológicas derivadas de las heridas sufridas en el atentado”, informó horas más tarde la Fundación Santa Fe, donde permanecía hospitalizado. A mediados de julio, Uribe había presentado signos de mejoría y, tras varias cirugías e intervenciones, había entrado en un proceso de neurorrehabilitación. Los esfuerzos no pudieron evitar su muerte.

Su historia repite la trágica y sombría historia de muchos políticos asesinados en América Latina, y recuerda la permanente crisis de violencia de la que no se logra salir en varios países. En el caso ecuatoriano trae a la memoria el asesinato del presidenciable Fernando Villavicencio, hecho que cumplió hace pocos días dos años.

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La muerte de Uribe, para algunos se estaba convirtiendo en el favorito de la derecha para las elecciones presidenciales de 2026, reabre heridas en un país atravesado por la violencia y los atentados contra políticos, en especial durante las décadas de 1980 y 1990.

Las autoridades han capturado a seis personas, incluido el pistolero, de 15 años, y apuntan a una disidencia de la extinta guerrilla FARC como posibles responsables. El caso es investigado por la fiscalía como “magnicidio”. Se imputarán nuevos cargos a los detenidos por “el delito de homicidio agravado” tras la muerte de Uribe, dijo un responsable a la AFP. Entre los detenidos están el menor que disparó y Elder José Arteaga Hernández, conocido como Costeño, supuesto cerebro logístico del ataque.

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Los restos de Uribe serán velados en la sede del Congreso colombiano, en Bogotá.

Una campaña enlutada

Integrantes de la Policía de Colombia acompañan el féretro con los restos del fallecido senador y precandidato a la presidencia de Colombia Miguel Uribe Turbay este lunes, en el Salón Elíptico del Capitolio Nacional en Bogotá. Foto: EFE

El atentado marcará la campaña presidencial (prevista para mayo de 2026), bajo el fantasma del magnicidio que vuelve a primera plana, puesto que ya en el pasado se había frenado con balas la aspiración de cinco candidatos presidenciales en el siglo XX (Jorge Eliécer Gaitán, 1948; Jaime Pardo Leal, 1987; Luis Carlos Galán, 1989; Bernardo Jaramillo, 1990, y Carlos Pizarro Leongómez, 1990, sin contar otros postulantes luego de campañas, autoridades y figuras políticas asesinadas). Además, entre 2016 y 2024, al menos 74 candidatos a cargos de elección popular fueron asesinados en Colombia, según el centro de investigación Indepaz.

“La violencia no puede seguir marcando nuestro destino. La democracia no se construye con balas ni con sangre”, dijo la vicepresidenta Francia Márquez, quien es sobreviviente a un atentado con granadas y fusiles en 2019.

El presidente Gustavo Petro también lamentó el hecho y pidió que la investigación se profundice con apoyo de expertos internacionales, pero varios políticos le reclaman que él y otros miembros del Gobierno utilizaron palabras inadecuadas sobre la situación de Uribe Turbay y lo que representaba para la política colombiana, llegando a decir el jefe del despacho presidencial, Alfredo Saade, que lo sucedido era parte de los riesgos, “como caerse”.

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“El mal todo lo destruye, mataron la esperanza”, escribió en X el expresidente colombiano y máximo líder de la derecha en el país Álvaro Uribe, en prisión domiciliaria tras ser condenado recientemente por soborno a testigos. El exmandatario no tiene vínculos familiares con el senador asesinado, solo coincidencia de apellido, pero su partido, Centro Democrático, lo apoyó para llegar al Senado en el 2022, convirtiéndose en el senador con mayor votación.

La Policía colombiana aseguró la semana pasada que las primeras hipótesis sobre los responsables del magnicidio apuntan a la Segunda Marquetalia, una disidencia guerrillera fundada por el histórico líder de las FARC Iván Márquez.

Una carrera truncada por la violencia

La esposa del fallecido senador y precandidato a la presidencia de Colombia Miguel Uribe Turbay, María Claudia Tarazona, observa un retrato de Miguel este lunes, en el Salón Elíptico del Capitolio Nacional en Bogotá. Foto: EFE

Nieto del expresidente liberal Julio César Turbay (1978–1982) e hijo de la preeminente periodista Diana Turbay, secuestrada y asesinada en 1991, el joven senador, 39 años, se perfilaba como una de las figuras de recambio de la derecha y del partido Centro Democrático. Antes había estado en el tradicional Partido Liberal y en el movimiento propio Avancemos para la Alcaldía de Bogotá en 2019, luego de haber sido concejal y secretario de Gobierno de la capital colombiana en la alcaldía de Enrique Peña Losa.

Era abogado por la Universidad de los Andes y tenía maestrías en Políticas Públicas de esa misma institución y en Administración Pública por la Universidad de Harvard, de los Estados Unidos.

En el Senado se destacó como un férreo opositor al actual presidente colombiano, Gustavo Petro, de izquierda. Lo consideraba un “riesgo para la democracia”. También lo había fiscalizado cuando Petro fue alcalde de Bogotá y él concejal.

Centro Democrático, dentro del que era el precandidato con más opciones para aspirar a la candidatura presidencial, dijo que seguiría vivo su legado en cada paso que se dé.

Un destino familiar con tragedias

Miguel Uribe Turbay junto a su abuela, Nydia Quintero. Foto: redes sociales

La vida de Miguel Uribe Turbay estuvo marcada por la política y la violencia del conflicto armado colombiano.

Su madre fue asesinada mientras estaba secuestrada por orden de Pablo Escobar, parte del cartel de Medellín, en 1991. La afamada periodista Diana Turbay murió en medio de un operativo de uniformados cuando intentaban rescatarla tras varios meses en las manos de los secuestradores de los llamados “Extraditables”. El capo de la cocaína ordenó su rapto en medio de una campaña de terror para evitar la extradición de narcotraficantes colombianos hacia los Estados Unidos.

Ella fue asesinada el 21 de enero de 1991. Miguel tenía 4 años cuando quedó huérfano junto con su hermana mayor, María Carolina. Es recordada una entrevista del Noticiero kriptón, que dirigía su madre desde 1997, en la que en la Navidad de 1990 el pequeño hablaba de cómo la extrañaba y le mandaba besos.

Su abuelo Julio César Turbay (foto) fue presidente de Colombia entre 1978 y 1982, siendo su hija Diana su secretaria personal durante ese periodo.

La familia Turbay ha tenido miembros destacados en la política, negocios, artes y entretenimiento de Colombia.

En tanto, el padre de Miguel era Miguel Uribe Londoño, segundo esposo de Diana Turbay. Uribe Londoño fue político conservador, presidente de la Federación Nacional de Cacaoteros y director de Centro Democrático, partido que ayudó a crear con el expresidente Álvaro Uribe –no tienen parentesco, solo cercanía–.

Miguel siguió sus pasos y se hizo también político, con una ideología centrada en la seguridad, ofensiva contra el narcotráfico y en oposición al acuerdo de paz que desarmó a las FARC en 2017.

Altar en el lugar del ataque armado

Una persona enciende una vela frente a un altar ubicado en el parque El Golfito del barrio Modelia, lugar del atentado contra el senador y precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay. Foto: EFE

El ataque contra Miguel Uribe Turbay ocurrió el pasado 7 de junio, durante un mitin en un barrio popular de Bogotá. Videos de celulares registraron el momento. Disparos, gritos, el candidato ensangrentado se desploma. Sus escoltas hieren en la pierna al atacante de 15 años mientras huye. El menor le disparó tres veces, dos en la cabeza.

“Sentimos tristeza porque nuestra vida es menospreciada por las estructuras criminales que nos gobiernan”, dijo a la AFP el profesor de 64 años Pablo Peña, en el sitio del atentado. Un puñado de personas rezaba allí este lunes junto a un altar con imágenes católicas, velas y flores que se ha levantado en honor al político, y que es muy visitado desde el hecho. (I)