La familia cercana de la difunta reina lamentó públicamente la muerte de la monarca en un servicio religioso privado en Balmoral este sábado, mientras el príncipe Andrés consolaba a sus hijas llorando, Eugenia y Beatrice, antes de hacer un conmovedor homenaje a su madre y agradecer a los simpatizantes que depositaron tributos florales afuera de las puertas de la finca de Aberdeenshire.
Vestido elegantemente con un traje, camisa blanca y corbata negra, el segundo hijo de la reina, que fue exiliado de la vida pública por su amistad con el pedófilo multimillonario Jeffrey Epstein, dijo: “Se nos ha permitido un día, ahora empezamos el proceso de entregarla”.
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Las cámaras también capturaron el momento en que el duque de York abrazó a su familia, incluidos su hermano y su cuñada, el príncipe Eduardo y Sophie, condesa de Wessex, antes de saludar a una multitud de dolientes en la finca de Aberdeenshire que aplaudieron a los miembros de la realeza.
Tres de los cuatro hijos de la reina: Ana, la princesa real; Andrés, el duque de York; y Eduardo, el conde de Wessex, se unieron a la condesa de Wessex, al esposo de Ana, el vicealmirante sir Tim Laurence, y los nietos de la reina, Peter Phillips, Zara Tindall, las princesas Beatrice y Eugenie y Lady Louise Windsor para dar un paseo después de asistir a un servicio de oración en Crathie Kirk.
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La familia pasó poco menos de 10 minutos leyendo atentamente los tributos y admirando las flores antes de regresar al interior del Castillo de Balmoral.
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Eduardo, acompañado por su esposa que estaba de la mano de su hija Lady Louise, agradeció a los simpatizantes que se alineaban en la ruta de regreso al castillo de Balmoral. Al escuchar que un grupo había venido desde Glasgow para mostrar su apoyo, dijo: “Muchas gracias por venir hasta aquí, lo apreciamos”.
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El encuentro se produjo luego que el rey Carlos III rindió homenaje al reinado de la difunta soberana, de “inigualable en su duración, dedicación y devoción”, cuando fue declarado formalmente el nuevo monarca de la nación durante una conmovedora y sombría reunión del Consejo de Adhesión en el palacio de St. James en Londres.
La gente sigue dejando flores y otros tributos tanto en el Castillo de Balmoral en Aberdeenshire como en el palacio de Holyroodhouse en Edimburgo, donde un visitante dejó una copia del libro de Michael Bond Paddington At The Rainbow’s End. Una nota escrita en él decía simplemente: ‘Una última historia, señora. X’: una referencia al sketch de su majestad con el amado personaje infantil para el Jubileo de Platino.