Los mandatarios de varios países prometieron, nuevamente, cuidar el clima del planeta este lunes 22 de abril, Día de la Tierra, primer día de una cumbre sobre el cambio climático organizada por Estados Unidos y que durará hasta mañana, viernes.
El anfitrión es el presidente Joe Biden, quien indicó el plan de Estados Unidos de recortar sus emisiones entre un 50% y un 52% para el final de esta década.
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“Estos pasos colocarán a Estados Unidos camino a convertirse en una economía con cero emisiones netas para no más tarde de 2050”, aseguró el mandatario.
En la cumbre, en la que participan alrededor de 40 líderes mundiales por videoconferencia, Biden destacó el compromiso de la Corporación Financiera de Desarrollo de Estados Unidos (DFC, en inglés) de asegurar “cero emisiones netas a través de su cartera de inversiones para 2040”.
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La DFC también apuntaría a hacer que las “inversiones enfocadas en el clima” representaran el 33% de todas las nuevas inversiones a partir de 2023, agregó.
El compromiso de disminución de emisiones de EE. UU. es el mismo que ha asumido la Unión Europea (UE), que planea alcanzar también la neutralidad climática en 2050, y más ambicioso que el de China, que reiteró en la cumbre de este jueves su intención de lograr esa meta para 2060.
China “seguirá un camino verde y bajo en carbono hacia el desarrollo” durante las próximas décadas, y “espera trabajar con la comunidad internacional, incluido Estados Unidos”, dijo el presidente chino, Xi Jinping.
Mientras, el presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, destacó su compromiso, pero advierte que el éxito requiere de la colaboración de todos los países, ya que cree que no se está haciendo lo suficiente. Eso comprende la aceleración de la transición a un futuro “descarbonizado”.
En esa línea, considera que los objetivos ambiciosos deben ir acompañados de medidas sociales y de recuperación tras la pandemia de coronavirus.
En tanto, uno de los presidentes más polémicos sobre sus opiniones en el tema, el brasileño Jair Bolsonaro, dijo que buscará la neutralidad de carbono para 2050, diez años antes de la meta anterior, aunque sin convencer a sus críticos sobre su repentina conversión a una agenda ambientalista.
Bolsonaro también se comprometió a “eliminar la deforestación ilegal en Brasil en 2030”. La devastación de la Amazonía ha aumentado drásticamente desde que llegó al poder en enero de 2019.
En 2019 y 2020, la deforestación amazónica fue de 10.700 km² y 9.800 km² respectivamente, sus mayores niveles desde 2008, según datos oficiales. Los incendios forestales, tanto en la Amazonía como en el Pantanal, también alcanzaron niveles extremadamente preocupantes.
Bolsonaro también destacó la importancia del mercado de créditos de carbono, “crucial para financiar inversiones” en la lucha contra el cambio climático.
Previamente, el ministro de Medio Ambiente de Brasil, Ricardo Salles, indicó que si Brasil recibiera 1.000 millones de dólares de ayuda de la comunidad internacional podría reducir hasta en un 40% la deforestación ilegal de la selva amazónica.
El cambio de Bolsonaro se da luego de que en septiembre de 2020, durante la Asamblea General de Naciones Unidas, afirmó que su país era “víctima de una de las más brutales campañas de desinformación” sobre los incendios que asolaban la Amazonía y el Pantanal. Por esto y otras razonas, los ecologistas no quedaron convencidos con ese nuevo tono.
El presidente de Rusia, Vladímir Putin, propuso establecer una cooperación internacional amplia y eficaz para calcular y monitorear todas las emisiones nocivas para la atmósfera, a fin de luchar mejor contra el cambio climático.
“Se deben tener en cuenta todos los factores que causan el calentamiento global. Por ejemplo, el metano representa el 20% de las emisiones antropogénicas. Y cada tonelada crea un efecto de gas invernadero entre veinticinco y veintiocho veces mayor que una tonelada de CO₂”, señaló Putin, quien aseguró que Rusia contribuye “de manera colosal” a la absorción de emisiones globales, tanto las propias como las de otros, dada la capacidad de absorción de sus ecosistemas, que se estima en 2.500 millones de toneladas de dióxido de carbono equivalente al año.
Putin destacó que el desarrollo global no debe ser únicamente “verde”, sino también sostenible en todos los países sin excepción, por lo que el mismo “debe ir de la mano con el progreso en áreas tan importantes como la lucha contra la pobreza y reducir las brechas entre países”.
Ayuda internacional
Biden también dijo que prevé duplicar para 2024 su asistencia a los países en desarrollo para enfrentar el cambio climático, en comparación con los niveles registrados diez años antes.
El Departamento de Estado justificó este objetivo por la necesidad de “pasar página a la fuerte caída de la financiación internacional proporcionada por Estados Unidos en relación al clima” durante la presidencia de Donald Trump, antecesor de Biden.
Trump bloqueó las contribuciones de Estados Unidos al Fondo Verde para el Clima, establecido por el Acuerdo de París de 2015 para ayudar a las naciones pobres que tienen poca responsabilidad por el calentamiento del planeta.
Estados Unidos contribuyó con 1.000 millones de dólares de los 3.000 millones que el expresidente Barack Obama prometió antes de entregar el cargo a Trump en 2017.
La secretaria del Tesoro, Janet Yellen, recordó el jueves que el gobierno de Biden solicitó al Congreso 1.200 millones de dólares para contribuir al Fondo Verde para el Clima el próximo año.
La directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva, pidió imponer “un precio mínimo internacional del carbono” para los grandes emisores, como el grupo de los 20 países más ricos (G20), a fin de limitar el aumento de las temperaturas globales.
“Se han implementado más de 60 esquemas de precios, pero el precio global promedio es actualmente de USD 2 por tonelada, y debe aumentar a USD 75 por tonelada para 2030 para frenar las emisiones según los objetivos del Acuerdo de París”, dijo Georgieva.
“La cumbre de hoy muestra que la tendencia está cambiando para la acción climática, pero todavía hay un largo camino por recorrer”, dijo, en tanto, el secretario de la ONU, António Guterres. (I)