La casa de la infancia del presidente Donald Trump en Nueva York ha sido vendida a un bajo precio, esto tras que su anterior propietario permitiera que cayera en ruina y se convirtiera en refugio de gatos callejeros, según ha sabido New York Post.
La residencia de estilo Tudor, ubicada en el barrio de Jamaica Estates en Queens, donde el joven Donald Trump vivió hasta los cuatro años, fue adquirida por 835,000 dólares por una LLC con sede en Brooklyn llamada 1388 Group, de acuerdo con la escritura de venta presentada el 3 de marzo. Esa cifra representa menos de la mitad de los 2.14 millones de dólares que la casa alcanzó en 2017, cuando fue comprada en una operación en efectivo por Michael X. Tang, un abogado que supuestamente compra bienes raíces en nombre de inversores chinos en el extranjero.
Durante la reciente visita de un fotógrafo a la propiedad, se observó que la puerta principal, que en su momento estaba acompañada de un muñeco de cartón tamaño real de Trump para atraser turista, se encontraba abierta, dejando ver daños en su interior. Trabajadores de la construcción llenaban un contenedor cubierto de graffitis con tablones y otros escombros. Un vecino comentó que uno de los obreros le informó que estaban destruyendo la casa y que el nuevo dueño era conocido por comprar propiedades para remodelarlas y venderlas rápidamente.
Según los registros de la propiedad, el nuevo propietario contrajo dos hipotecas por un total de 931,500 dólares para costear la compra y las renovaciones. El prestamista hipotecario figura como Accolend, que promociona en su sitio web préstamos para “fix and flip”. Una fuente cercana a la transacción indicó a The Post que el vendedor “simplemente necesitaba el dinero”.
La vivienda de dos pisos, construida en ladrillo y estuco, ubicada en 85-15 Wareham Pl., edificada en 1940 por el padre del presidente, el fallecido desarrollador inmobiliario Fred C. Trump, había sido descuidada y permanecía desocupada durante años, salvo por una colonia de gatos callejeros. “Una casa hermosa fue abandonada y nadie la cuidó durante todo este tiempo”, declaró un vecino que prefirió mantener el anonimato a The Post. “Nadie la habitó, nadie la utilizó y se convirtió en un estorbo, por lo que nosotros, la comunidad, tuvimos que encargarnos de ella”.
El vecino añadió que, hace unas semanas, tuvieron que hacerse cargo del mantenimiento del césped. Antes de iniciar los trabajos de remodelación, la casa había estado cubierta de avisos de “desalojo” y “corte de agua”, según informó The Post en noviembre. Además de su aspecto deteriorado, el sótano de la vivienda, de 2,100 pies cuadrados, se encontraba lleno de moho tras la rotura de una tubería de agua; mientras tanto, los gatos eran cuidados por voluntarios.
La propiedad había cambiado de dueño el 16 de diciembre de 2016, cinco semanas después de la primera victoria electoral de Trump, por 1.4 millones de dólares, casi el doble de los 782,500 dólares que se habían pagado en 2008. Tres meses más tarde, el 23 de marzo de 2017, día de la primera toma de posesión de Donald Trump, fue revendida por la suma de 2.14 millones de dólares, más del doble del precio de casas comparables en la zona.
Cuando se puso a la venta ese mismo año, la casa “era visitada por multitudes de turistas que hablaban chino y acudían en masa para tomarse fotos”, según informó The New York Times en diciembre de 2020, citando a vecinos.
El comprador, que se identificó como Trump Birth House LLC, supuestamente ofreció la casa como un alquiler en Airbnb a 815 dólares la noche. Los huéspedes podían dormir en una habitación que contaba con una placa indicando que allí “probablemente se concibió al presidente Donald J. Trump”. En 2021, Paramount Realty USA, que representaba a Trump Birth House LLC, lanzó una campaña de financiamiento colectivo sin éxito para recaudar 3 millones de dólares con el objetivo de comprar la casa y donarla a Trump. “¿Amas a Trump? ¡Agradece al presidente Trump contribuyendo a esta campaña para comprar su casa de la infancia en su honor!”, anunciaba la página de GoFundMe. (I)