Javier Milei, presidente de Argentina, se embarcó este lunes 5 de enero en una gira presidencial, que lo llevará por Israel, Italia y el Vaticano, donde se reunirá con el primer ministro Benjamin Netanyahu, la primera ministra Giorgia Meloni y el papa Francisco, respectivamente.
Su primer destino es Tel Aviv, la capital de Israel, donde espera sellar una alianza política y demostrar su apoyo a este país en la guerra que libra contra el grupo islamista Hamás. Allí lo acompañan su hermana y Secretaria General de la Presidencia, Karina Milei; la canciller Diana Mondino y el rabino Axel Wahnish, designado embajador en Israel.
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Milei también acudirá a Jerusalén, la ciudad sagrada que Israel considera su capital, y plantará un árbol en el tradicional Bosque de las Naciones. El mandatario argentino podría trasladar la embajada de Argentina en Israel a Jerusalén, una promesa de campaña.
Mientras que la mayoría de países reconocen a Tel Aviv como la capital israelí, algunos Estados tienen su embajada en Jerusalén. Donald Trump, el expresidente de Estados Unidos, realizó ese traslado durante su gobierno.
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El presidente argentino estará cinco días en Medio Oriente, y luego viajará hacia Italia, donde se reunirá con la primera ministra Giorgia Meloni en Roma.
Según un comunicado de la presidencia, Milei y Meloni se encontrarán en el Palacio Chigi, la sede del Ejecutivo italiano. Además, asistirá a la misa de canonización de la beata María Antonia Paz de Figueroa, “Mama Antula”, quien se convertirá en la primera santa argentina.
El 12 de febrero, Milei se reunirá con el papa Francisco.
En su primer encuentro con el papa, Milei le reiterará previsiblemente su invitación a visitar el país. Jorge Mario Bergoglio no ha viajado a Argentina desde que fue elegido papa en marzo de 2013.
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Milei, quien asumió en diciembre, se refirió en el pasado a Francisco en términos despectivos, como “nefasto” e “imbécil”. También lo llamó “representante del maligno en la Tierra” y lo acusó de “buscar expandir el comunismo”.
Pero luego cambió de tono y afirmó, en el debate presidencial de octubre, que había pedido disculpas. El papa llamó a Milei en noviembre para felicitarlo por su victoria electoral.
A fines de enero, Francisco, de 87 años, dijo que recibiría a Milei y aseguró que no se había ofendido por sus comentarios. (I)