Desde la semana anterior, Israel ha dado a entender que está próximo a lanzar una ofensiva vía terrestre para enfrentar en terreno de Gaza a la milicia de Hamás, que el 7 de octubre lanzó un ataque en varios kibutz israelíes y tomó como rehenes a 200 personas.
El grupo palestino, que gobierna Gaza desde 2007, lanzó un ataque por tierra, mar y aire contra Israel el 7 de octubre. El asalto, el más letal desde la creación del Estado hebreo en 1948, dejó más de 1.400 muertos, según el ejército.
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Este miércoles, el primer ministro Benjamín Netanyahu reafirmó que Israel prepara una intervención en Gaza porque “queremos erradicar a Hamás y devolver a casa a los rehenes”, pero evitó dar detalles o precisar cuándo ocurrirá, cuestiones sobre las que se ha especulado mucho en los últimos días, aunque unos 300.000 reservistas están preparados para el probable ataque.
La Franja de Gaza está en una situación humanitaria crítica y sus hospitales se enfrentan a un “colapso total”, alertaron médicos palestinos, que denuncian la falta de combustibles y la escasez de medicamentos.
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Israel mantiene además el territorio de 362 km2 y 2,3 millones de habitantes bajo estricto asedio y desplegó frente a él decenas de miles de soldados, con vistas a una posible invasión para “aniquilar” el movimiento islamista Hamás.
Entre tanto, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, negó que haya pedido a Israel que posponga su incursión terrestre en Gaza hasta la liberación de los rehenes secuestrados por Hamás.
“Lo que le he indicado es que, si es posible, saquemos a la gente sana y salva”, afirmó Biden en una rueda de prensa este miércoles, tras responder tajante que “no” le ha pedido al primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, un retraso en la intervención porque eso es una “decisión” de Israel.
En su primera rueda de prensa tras el estallido de la guerra de Gaza el 7 de octubre, Biden negó la información publicada esta semana por la prensa estadounidense que afirmaba, en base a fuentes del propio Gobierno, que la Administración ha aconsejado a Israel que retrase una invasión terrestre de Gaza con la esperanza de ganar tiempo para las negociaciones sobre rehenes.
El grupo islamista palestino mantiene secuestrados a unos 250 rehenes y ha liberado en los últimos días a cuatro personas, dos de ellas dos mujeres estadounidenses.
“Ahora, mira, obviamente están en peligro. La pregunta es si hay alguna forma de sacarlos. Si la hay, debemos sacarlos”, afirmó sobre los rehenes.
Se desconoce el número exacto de rehenes con pasaporte estadounidense en manos de los islamistas en Gaza. Actualmente hay 11 estadounidenses desaparecidos y una treintena de muertos tras el ataque que dejó más de 1.400 muertos en suelo israelí.
Condena los ataques a palestinos en Cisjordania
Aunque Biden volvió a mostrar su apoyo total a Israel y a su “derecho” y “obligación” de defenderse, afirmó que está “alarmado” por el hecho de que algunos “colonos extremistas” están atacando a los palestinos en la Cisjordania ocupada y les exigió que paren de hacerlo.
“Están atacando a los palestinos en lugares en los que tienen derecho a estar. Tienen que parar, rendir cuentas y parar ya”, afirmó el presidente en la rueda de prensa en la Casa Blanca, en la que estuvo acompañado del primer ministro australiano, Anthony Albanese, quien está de visita oficial en Estados Unidos.
El Ministerio de Sanidad de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) apuntó que un total de 105 palestinos de Cisjordania han sido asesinados por las fuerzas israelíes y, en algunos casos, por colonos, desde el 7 de octubre.
Pone en duda las cifras oficiales de muertos
Biden se refirió además a los fallecidos civiles de la guerra y afirmó que no confía en las cifras proporcionadas por el Ministerio de Sanidad gazatí, controlado por Hamás, que afirman que ya hay 6.546 fallecidos en la Franja de Gaza, 2.704 de ellos niños, y de más de 17.400 heridos.
“Lo que me dicen (las cifras) es que no tengo ni idea de que los palestinos estén diciendo la verdad sobre cuántas personas mueren. Estoy seguro de que han matado a inocentes y es el precio de librar una guerra, pero creo que deberíamos tener muchísimo cuidado”, afirmó.
El Ministerio de Sanidad gazatí ha acusado a Israel de bombardear zonas que teóricamente debían ser consideradas seguras, entre ellas el hospital Al Ahli, que dejó más de medio millar de víctimas. Según Hamás, más de 6.500 personas murieron en los bombardeos israelíes.
En Israel el Gobierno mantiene los fallecidos en 1.400 desde que milicianos de Hamás orquestaran un ataque sorpresa el pasado 7 de octubre. (I)