Como una mujer sicario –con el rostro cubierto, sigilosa y decidida- entró una mujer a un gimnasio para expresar a tiros su rabia, su dolor.
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La mujer, Sara Garay, buscó al exyerno en el gimnasio y disparó entre 8 y 11 veces. El hombre se salvó de milagro. Sucedió en Buenos Aires, Argentina.
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Como una mujer sicario –con el rostro cubierto, sigilosa y decidida- entró una mujer a un gimnasio para expresar a tiros su rabia, su dolor.
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