Nueve días han pasado desde el terremoto que sacudió Turquía y Siria, descrito como el “desastre del siglo”, y los equipos de rescate siguen encontrando personas vivas bajo los escombros.
Son rescates que se consideran milagrosos, pues la magnitud del temblor y el intenso frío ha causado la muerte de más de 37.000 personas, y el tiempo que ha pasado reduce cada vez más las posibilidades de que sigan apareciendo sobrevivientes.
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Muertes en Turquía y Siria aumentan a 35.000 una semana después del terremoto
Los hermanos Enes y Baki Yeniar son dos de los afortunados que fueron rescatados este martes, 198 horas después de la demolición.
Muhammed Enes Yeninar, de 17 años, y su hermano Baki Yeninar, de 21, quedaron atrapados cuando colapsó su residencia en la ciudad turca de Kahramanmarash, epicentro del fuerte terremoto. Ambos sobrevivieron a base de la proteína en polvo que mantenía Enes en su cajón, y por un teléfono que pudieron agarrar antes de que su hogar se viniera abajo.
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Los familiares derramaron lágrimas durante el retiro de los hermanos de los escombros y los socorristas se abrazaron al lograr sacarlos con vida. Tras la intervención de los equipos médicos en el sitio, los hermanos fueron trasladados al hospital en ambulancia.
Uno de los hermanos, Enes Yeniar, dijo: “Normalmente, solíamos ir a trabajar con mi hermano por la mañana. Puse un reloj en el teléfono y dije que me iba a levantar temprano hoy. Me desperté y tembló un poco fuerte”, recordó el joven de 17 años sobre el momento del terremoto el pasado lunes en una declaración a la emisora estatal TRT Haber.
“Le dije (a Baki), ‘hermano, levántate’. Las paredes del piso de arriba se me vinieron encima. Si no hubiéramos encontrado el teléfono, ahora mismo no estaría viviendo. Suelo hacer deporte, así que tengo proteína en polvo en mi cajón”.
“Me acurruqué y me acosté con mi hermano”
“Conté 12 días. Estábamos tranquilos. Tuve suerte de encontrar el teléfono, mi hermano estaba conmigo”, contó Baki Yeniar después de su rescate.
“Había un flujo de aire fresco. Oramos a Dios. Nos alimentamos con proteína en polvo. Tuvimos que vaciar nuestra orina, Tenía un poco de náuseas. Dormimos la mayor parte del tiempo, nos abrazamos y dormimos con mi hermano. Gracias a Dios salimos sanos y salvos. Que Dios esté complacido con todos”, señaló el hermano mayor.
Se estima que aún quedan decenas de miles de personas bajo los escombros, cuyas voces aún se escuchan, motivando a los rescatistas a seguir buscando sobrevivientes.
En la misma región, los equipos de emergencia salvaron a una mujer de 35 años que se creía que había estado enterrada durante unas 205 horas, según TRT Haber.
(I)