Un equipo de científicos ha encontrado en Colombia un fósil del que podría ser el mayor miembro conocido de los Phorusrhacidae o aves del terror, una especie que medía entre uno y tres metros de altura. Este ejemplar es de un 5 % a un 20 % más grande que sus congéneres.

El hallazgo de este fósil de ave carnívora gigante es el más septentrional encontrado hasta la fecha en Sudamérica, lo que sugiere que estas aves podrían haber habitado ecosistemas más tropicales, según el estudio.

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El equipo, formado por científicos de Argentina, Colombia, Perú y Estados Unidos, analizó el espécimen en busca de nueva información sobre la vida animal en el norte de Sudamérica hace millones de años. Los detalles se describen este lunes, 4 de noviembre, en un artículo publicado en la revista Palaeontology.

El estudio fue dirigido por Federico J. Degrange, especialista en aves del terror en el Centro de Investigaciones en Ciencias de la Tierra (Conicet) de Argentina, y Siobhán Cooke, profesora asociada de Anatomía Funcional y Evolución en la Universidad Johns Hopkins, en Estados Unidos.

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El estudio apunta que el hueso, hallado en el desierto colombiano de la Tatacoa, rico en fósiles y situado en el extremo norte de Sudamérica, es el indicio más septentrional del ave en esta área hasta la fecha.

“Las aves del terror vivían en el suelo, tenían extremidades adaptadas para correr y se alimentaban principalmente de otros animales”, explica Cooke.

El hueso de la pata del ave fue encontrado por César Augusto Perdomo, conservador del Museo La Tormenta, hace casi 20 años, pero no fue reconocido como ave del terror hasta 2023. En enero de 2024, los investigadores crearon un modelo virtual tridimensional del espécimen utilizando un escáner portátil de la Johns Hopkins Medicine, lo que les permitió analizarlo más a fondo.

El fósil, el extremo de un tibiotarso izquierdo, un hueso de la parte inferior de la pata de las aves equivalente al de una tibia o espinilla humana, data de la época del Mioceno, hace unos 12 millones de años, y presenta probables marcas de dientes de un caimán extinto (el Purussaurus), una especie que se cree que medía 9 metros de largo.

Un ecosistema completamente distinto

La mayoría de los fósiles de ave del terror se han identificado en el sur de Sudamérica, incluidos países como Argentina y Uruguay. El hallazgo de este fósil tan al norte, como en Colombia, sugiere que formaba parte importante de la fauna depredadora de la región y ayuda a comprender mejor a los animales que vivían ahí hace 12 millones de años.

Los científicos creen que esta desértica región fue un entorno lleno de meandros fluviales y que este pájaro gigante vivía entre primates, mamíferos con pezuñas, perezosos terrestres gigantes y parientes de los armadillos, los gliptodontes, que tenían el tamaño de un coche.

Se cree que la seriema, un ave de patas largas originaria de Sudamérica que mide hasta un metro de altura, es un pariente moderno del Phorusrhacidae.

“Se trata de un tipo de ecosistema diferente del que vemos hoy en día o en otras partes del mundo durante un periodo anterior a que América del Sur y del Norte estuvieran conectadas”, afirma Cooke.

El fósil, que se cree que es el primero de su clase en el yacimiento, señala que la especie habría sido relativamente poco común entre los animales de allí hace 12 millones de años, concluye Cooke. (I)