En la ciudad de Antakya, en Turquía, cientos de globos de color rojo sobresalen de los escombros de lo que alguna vez fueron edificios residenciales. Los globos están amarrados a los fierros, vigas y pedazos de concreto en los lugares donde se han encontrado cuerpos de niños que murieron en el terremoto que azotó Turquía y Siria el pasado 6 de febrero.