La candidatura presidencial de Joe Biden tambalea especialmente luego de su deficiente actuación frente a Donald Trump en el debate televisivo celebrado el pasado 27 de junio. Desde entonces varios medios de comunicación e incluso políticos demócratas han insistido en que el actual mandatario desista de buscar la reelección.

Estas elecciones presidenciales se celebrarán el martes 5 de noviembre de 2024, y serán las sexagésimas elecciones presidenciales en Estados Unidos. Pero para ello, los políticos han pasado por todo un proceso.

El presidente estadounidense Joe Biden (der.) y el ex presidente estadounidense Donald J. Trump (izq.) participan en el primer debate electoral presidencial de 2024 en los estudios de CNN Atlanta en Atlanta, Georgia, EE. UU. 27 de junio de 2024. Foto: EFE

Convenciones nacionales

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El paso más cercano en el calendario electoral se desarrollará entre julio y septiembre, cuando los partidos políticos realicen sus convenciones nacionales, cuando los delegados deberán designar a los candidatos a la presidencia y vicepresidencia de los Estados Unidos.

La Convención Nacional del Partido Republicano se celebrará del 15 al 18 de julio en Milwaukee, Wisconsin. Mientras que la Convencional Nacional del Partido Demócrata tendrá lugar del 19 al 22 de agosto en Chicago, Illinois.

Para ser nominado como candidato a presidente. Primero, el aspirante debe ganar la mayoría de los delegados. Esto normalmente ocurre durante las elecciones primarias estatales y asambleas de partidos (caucus), detalla USA.gov.

Después, la elección se confirma a través del voto de los delegados durante la convención nacional.

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Si ningún candidato obtiene la mayoría de los delegados durante las primarias y asambleas del partido (caucus), entonces los delegados de la convención eligen al candidato que van a nominar. Esto sucede a través de rondas de votación adicionales.

Una vez elegido el candidato del partido que irá a la contienda presidencial, este anuncia en la convención quién le acompañará en la vicepresidente.

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El calendario continúa en septiembre y octubre, cuando los candidatos deben participar en los debates presidenciales. Tras la elección de noviembre, al siguiente mes los integrantes del Colegio Electoral (electores) emiten sus votos.

Los manifestantes instan al presidente estadounidense Joe Biden a abandonar la carrera presidencial de 2024 frente a la Casa Blanca en Washington, DC, EE.UU., 03 de julio de 2024. Foto: EFE

Funcionamiento del Colegio Electoral

Después de que el ciudadano común emite su voto para elegir al presidente, ese voto pasa a un conteo estatal. En 48 estados y Washington, D.C., el ganador consigue todos los votos electorales de ese estado. Maine y Nebraska asignan a sus electores con un sistema proporcional.

Un candidato necesita el voto de al menos 270 electores (más de la mitad del total) para ganar la elección presidencial.

Por lo general, se suele proyectar al ganador la misma noche de las elecciones en noviembre, cuando termina el conteo de los votos de los ciudadanos. Pero la decisión no es final. Los votos del Colegio Electoral determinarán al ganador oficial, a mediados de diciembre cuando los electores se reúnan en sus estados.

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Finalmente a inicios de enero, el Congreso cuenta los votos electorales y el 20 de ese mes se inaugura el nuevo mandato presidencial.

El ex presidente estadounidense Donald J. Trump hace comentarios durante un mitin de campaña en Greenbriar Farms en Chesapeake, Virginia, EE.UU., 28 de junio de 2024. Foto: EFE

Actualidad política

Si bien el calendario sigue su desarrollo regular, el dilema ahora se centra Partido Demócrata, en el que Biden no termina se convencer, mientras que por el lado republicano, se empieza a consolidar la figura de Trump, pese a todos sus problemas legales.

Este miércoles se conoció que el expresidente estadounidense consiguió ampliar su ventaja en los sondeos sobre el actual mandatario, a más de dos puntos porcentuales, una tendencia que se ha acentuado desde su debate del jueves pasado.

Según la media de encuestas efectuada por la web FiveThirtyEight, el político republicano acapara un 42 % de las intenciones de voto, frente al 39,8 % de Biden. Trump no había registrado esa misma diferencia desde el 5 de marzo.

Desde esa última fecha había estado en cabeza hasta el 20 de junio, día en que el actual inquilino de la Casa Blanca lo superó por apenas 0,1 puntos, detalla EFE.

Faltaban entonces siete días para el cara a cara televisado en los platós de CNN en Atlanta, en el que el fallido desempeño de Biden provocó una creciente oleada de voces pidiendo su retirada de la campaña electoral al poner en duda que esté en capacidad física y mental para ello.

Entre el 20 y el 25 de junio, según los datos recabados por FiveThirtyEight, Biden consiguió mantenerse tímidamente por delante del político republicano, sin estar nunca más de 0,3 puntos porcentuales por encima.

La víspera del debate Trump le dio la vuelta a la situación y desde entonces se ha ido ganando cada vez más el eventual apoyo de la ciudadanía de cara a las elecciones del 5 de noviembre, con intenciones de voto que el pasado 1 de julio estaban ya 1,4 puntos por encima de las de su adversario y este miércoles llegaron a los 2,2.

En todo caso, Biden insiste en que no piensa abandonar su candidatura.

No obstante, según The New York Times, el presidente reconoció ante un aliado clave que tal vez no pueda salvar su candidatura si no puede convencer al público en los próximos días de que está preparado para el puesto, aunque la información fue rechazada por la Casa Blanca.

Nominación de Biden

De acuerdo a los resultados de las elecciones primarias en cada estado, los delegados se asignan de manera proporcional a los candidatos.

Este año, Biden ganó cerca del 99% de los casi 4.000 delegados, detalla BBC.

Según las reglas del Comité Nacional Demócrata, esos delegados están “comprometidos” con él y están obligados a apoyar su nominación.

Pero si Biden se retirara, se presume que habría una batalla campal. No existe ningún mecanismo oficial para que él, ni nadie más en el partido, elija a su sucesor, lo que significa que los demócratas se quedarían con una convención abierta.

Presumiblemente, Biden tendría cierta influencia sobre sus delegados comprometidos, pero en última instancia, éstos serían libres de hacer lo que quisieran a la hora de apoyar a un sustituto o sustituta.

Eso podría provocar una contienda frenética entre los demócratas que quieren tener una oportunidad de conseguir la nominación.

Combo de tres fotografías de archivo de la actual vicepresidenta, Kamala Harris (i), y los gobernadores de California, Gavin Newsom (c), y de Míchigan, Gretchen Whitmer. Foto: EFE

Posibles reemplazos

La vicepresidenta de EE.UU., Kamala Harris, ocuparía automáticamente el lugar de Biden si éste renunciara durante su mandato presidencial.

Pero las mismas reglas no se aplican si Biden se retira como candidato para las elecciones de noviembre, y no existe ningún mecanismo que le dé a la vicepresidenta una ventaja en una convención abierta.

Harris tendría que ganar la mayoría de delegados, como cualquier otro candidato.

En caso de que Biden se retirase después de haber sido proclamado oficialmente por el partido como el candidato para las elecciones de noviembre, se tendría que convocar una “reunión especial” del Comité Nacional Demócrata, compuesto por unos 500 miembros.

En teoría, el nuevo candidato solo necesitaría el voto mayoritario de los presentes en esa “reunión especial”.

Pero no sería una transición simple, no solo por la precipitada campaña de los posibles candidatos, sino también por los desafíos legales y prácticos que supondría el cambio de nombre de los aspirantes demócratas en las papeletas -algunas ya impresas- de los 50 estados del país antes de las elecciones del 5 de noviembre.

Sin embargo, otros podrían disputarle a Harris la nominación, como los gobernadores de California, Gavin Newsom; Míchigan, Gretchen Whitmer; Illinois, J. B. Pritzker; Maryland, Wes Moore, o Pensilvania, Josh Shapiro. (I)