Estados Unidos incautó este jueves un segundo avión del Gobierno de Venezuela retenido en República Dominicana, en el marco de una visita del jefe de la diplomacia estadounidense, Marco Rubio, pese a un reciente acercamiento diplomático entre Caracas y Washington.
En una pista de aterrizaje militar en la capital Santo Domingo y en presencia de Rubio, un fiscal dominicano y un representante de las fuerzas del orden de Estados Unidos pegaron un cartel que decía “incautado” en el avión Dassault Falcon 200 de bandera venezolana.
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Según el Departamento de Estado, funcionarios de Venezuela utilizaron esa aeronave para volar a Grecia, Turquía, Rusia, Nicaragua y Cuba, y la habían llevado a República Dominicana para mantenimiento.
De acuerdo con el Gobierno estadounidense, el aparato fue igualmente utilizado en 2019 por el entonces ministro de Petróleo, Manuel Quevedo, para asistir a una reunión de la OPEP en Emiratos Árabes Unidos.
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Otro avión oficial de Venezuela, modelo Dassault Falcon 900EX, fue confiscado en República Dominicana el 2 de septiembre del año pasado y trasladado a Florida, Estados Unidos, luego de que autoridades de ese país alegaran que había sido comprado “ilegalmente” por 13 millones de dólares mediante una empresa fantasma y sacado de contrabando para uso del presidente izquierdista Nicolás Maduro y sus aliados.
Entonces candidato a la Presidencia para un segundo mandato en la Casa Blanca, Donald Trump llamó “estúpidos” a los “líderes” demócratas por la confiscación del avión, al asegurar que Maduro podía comprarse “uno mucho más grande y mejor con todo el dinero” que el país norteamericano paga a Venezuela por petróleo que no necesita.
El pasado 31 de enero, Richard Grenell, enviado especial de Trump, viajó a Caracas para reunirse con Maduro y logró la liberación de seis prisioneros estadounidenses, además de un acuerdo para que Caracas reciba a venezolanos deportados desde Estados Unidos.
Maduro dijo que las conversaciones se dieron en un clima de “respeto mutuo”, pero Rubio y otros funcionarios estadounidenses han insistido en que el encuentro no cambia la postura de Washington. (I)