Durante los últimos años, astrónomos han detectado tres objetos interestelares (ISO) que han visitado el interior del sistema solar: ‘Oumuamua en 2017, el cometa interestelar 2I/Borisov en 2019, y actualmente el cometa 3I/Atlas.
Aunque estos visitantes son raros, la historia del sistema solar sugiere que muchos más han pasado por aquí, y algunos podrían haber chocado con la Tierra en el pasado, dejando cráteres antiguos como el Vredefort en Sudáfrica.
A diferencia de los asteroides y cometas del propio sistema solar, cuya frecuencia de colisiones ha disminuido con el tiempo, no hay evidencia de que el flujo de objetos interestelares haya cambiado. Eso significa que la Tierra sigue siendo vulnerable a impactos de estos cuerpos que llegan desde otros sistemas estelares.
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Un estudio busca mapear el riesgo de impactos
Investigadores de Michigan State University, liderados por Darryl Seligman, analizaron la distribución y velocidad esperada de los ISOs capaces de impactar la Tierra. Su estudio, The Distribution of Earth-Impacting Interstellar Objects, no estima cuántos de estos objetos existen, sino de dónde podrían llegar y cuándo es más probable que se crucen con nuestro planeta.
The Distribution of Earth-Impacting Interstellar Objects. https://t.co/twbD8xvp28
— Earth and Planetary Astrophysics Papers (@QCLN) November 6, 2025
Según las simulaciones, los ISOs tienen mayor probabilidad de provenir de dos direcciones principales: el ápice solar, la dirección en la que se mueve el Sol respecto a su vecindario estelar, y el plano galáctico, donde se concentra la mayoría de las estrellas de la Vía Láctea.
Estos objetos tienden a tener velocidades relativamente bajas respecto a la Tierra, lo que aumenta la probabilidad de ser capturados por la gravedad del Sol y cruzar la órbita terrestre.
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El estudio también identifica qué regiones del planeta son más vulnerables: las latitudes bajas, cercanas al ecuador, presentan un mayor riesgo, y existe una ligera prevalencia en el hemisferio norte, hogar del 90% de la población mundial.
Además, las estaciones influyen: los impactos con mayor velocidad son más probables en primavera, mientras que en invierno se espera un mayor número de objetos potenciales, debido a la posición de la Tierra respecto al ápice y al antápice solar.
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Aunque el trabajo no predice cuántos ISOs podrían impactar la Tierra, proporciona un mapa de referencia para futuras observaciones. Proyectos como el Vera Rubin Observatory y su Legacy Survey of Space and Time (LSST) podrán usar estas simulaciones para identificar y monitorear objetos interestelares que se aproximen al Sistema Solar. (I)

















