El 13 de marzo de 2013, los fieles católicos recibieron la tan esperada noticia de quién sería el próximo Papa, luego de la sorpresiva renuncia de Benedicto XVI. Tras dos semanas de incertidumbre, la Plaza de San Pedro se llenó de júbilo cuando una columna de humo blanco se elevó desde la chimenea de la Capilla Sixtina, anunciando que se había tomado una decisión. El momento fue rápidamente cubierto por los medios de comunicación y se extendió por todo el mundo.
Quién fue el papa Francisco, el primer pontífice latinoamericano
Este humo blanco era el resultado de una votación entre los miembros del Colegio Cardenalicio, un proceso que, según la tradición, tiene sus raíces en los tiempos de Jesucristo. A las 20:12, el cardenal Jean-Louis Touran pronunció las palabras “Habemus Papam”, y Jorge Mario Bergoglio fue elegido como el nuevo Papa, un nombre que sorprendió a muchos.
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En el cónclave de 2013, varios nombres como el brasileño Odilo Scherer y el italiano Angelo Scola eran considerados fuertes contendientes, pero en la tercera jornada, cuando parecía que la elección podría prolongarse más allá de lo previsto, el humo blanco apareció a las 19:06, anunciando el resultado. Bergoglio adoptó el nombre de Francisco, en honor a San Francisco de Asís, conocido por su dedicación a los pobres.
El 13 de marzo, desde el balcón de la Basílica de San Pedro, el Papa Francisco se presentó ante la multitud. Con humildad, expresó su gratitud por la cálida acogida de los fieles y destacó el deber del Cónclave de encontrar un nuevo obispo para Roma. Con un tono sencillo y directo, el nuevo pontífice se refirió al “camino de amor, hermandad y confianza” que debería seguir la Iglesia.
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“Ustedes saben que el deber del Cónclave era darle un obispo a Roma. Siento que mis hermanos cardenales fueron a buscarlo al fin del mundo. Les agradezco la bienvenida”, dijo, vestido de blanco y sin apenas ornamentos, el nuevo Papa desde el balcón de la basílica de San Pedro.
El Papa Francisco, a los 76 años, se convirtió en el 266º Papa de la Iglesia Católica. Su elección fue considerada como un giro significativo, dado que se esperaba que el próximo pontífice tuviera un perfil diferente al de Benedicto XVI, quien había centrado su pontificado en temas teológicos e intelectuales. La figura de Francisco, en cambio, representaba una mayor cercanía a las personas, en especial a los más desfavorecidos.
En su primer acto oficial como Papa, Francisco I invitó a los fieles a orar por su predecesor, Benedicto XVI, y ofreció su bendición “urbi et orbi” a la ciudad de Roma y al mundo. La multitud en la Plaza de San Pedro celebró el acontecimiento, agitando banderas y mostrando su entusiasmo por el nuevo Papa. (I)