El canal de Panamá ha servido como enlace clave entre dos océanos y también la ruta más corta entre ellos, lo que ha facilitado durante décadas los envíos de mercancías por barco. Los navíos atraviesan el canal de Panamá a través de un sistema de esclusas que utiliza agua de varios embalses para hacer flotar los enormes buques de carga por un flujo superficial.