Dominique Pelicot, el jubilado de 71 años que está acusado de drogar a su esposa para que decenas de hombres extraños la violaran en estado de inconsciencia, fue descrito como un “egocéntrico narcicista que tenía un deseo irrefrenable de cumplir sus fantasías sexuales”.
El análisis psicológico de Pelicot fue presentado este lunes por la experta Annabelle Montagne, en el juicio que se está desarrollando en Francia contra los 51 hombres acusados de violar a Gisèle Pelicot, de 72 años, entre el 2011 y el 2020.
Publicidad
Se estima que más de 70 hombres acudieron unas 200 veces a la casa de los esposos, reclutados por Dominique, quien le suministrabaja drogas a Giséle para que ella no se despertara durante los abusos sexuales. Sin embargo, solo 50 hombres pudieron ser identificados por los videos que grababa el jubilado.
Según la psicóloga, quien lo analizó en septiembre del 2020, poco después de su detención, Pelicot no tiene problemas o patologías mentales que le impidan discernir lo bueno de lo malo. Eso significa el hombre actuó con total conciencia de lo que hacía, y puede ser penalmente responsable de sus acciones.
Publicidad
Montagne indicó ante el Tribunal de lo Criminal de Vaucluse que no se le detectaron adicciones, más que posiblemente al sexo, que se traducía en un uso muy frecuente de contenidos pornográficos, y que tenía una tendencia al voyeurismo.
En cuanto a su esposa, Gisèle, la concebía como un objeto para cumplir sus necesidades y sus deseos, más que a una persona a la que tenía que respetar. Los informes lo describen como un “manipulador” con una personalidad “perversa”.
De acuerdo a Montagne, cuando lo examinó en el 2020, la inquietud del hombre se centraba sobre todo en la imagen que iban a tener de él su familia y su entorno social.
Es decir, que no sentía preocupación por el estado físico y mental de su mujer, con la que llevaba prácticamente 50 años, y de la que quedó finalmente divorciado el pasado mes de agosto, unos pocos días antes del comienzo del juicio el 2 de septiembre.
De hecho, contó a la psicóloga que le resultaba imposible terminar con esa práctica de drogar a su mujer para ver cómo otros hombres la violaban, a menos de ser denunciado.Dominique Pélicot se presentaba como un padre de familia (tiene tres hijos de Gisèle y seis nietos) respetado y apreciado, con un funcionamiento psicoafectivo correcto y con unas relaciones personales estables tanto en su vida privada como profesional.
La abogada de Pelicot, Béatrice Zavarro, destacó ante la prensa, tras la presentación del informe de peritaje, que hay “una gran dicotomía” en la personalidad de su cliente: por un lado se comportaba como un hombre “servicial, amable, bueno en todos los sentidos”, y por otro “que se descubre a sí mismo por la noche a través de sus desviaciones”.
Zavarro quiso destacar de su lectura del peritaje psicológico, que la jubilación y el traslado de la familia al sureste de Francia habían debilitado algunas barreras e hicieron aflorar una personalidad oscura que podía tener origen en unos abusos que él mismo sufrió de niño.
Al estar ausente de los tribunales este lunes, Pelicot será interrogado el martes sobre su personalidad y sobre las violaciones, que tuvieron lugar entre 2011 y 2020. (I)