La Policía de Turquía dio a conocer la detención de 12 personas por el derrumbe de edificios en las provincias de Gaziantep y Sanliurfa, en Turquía, por los terremotos de gran magnitud del pasado lunes.

Entre los detenidos hay contratistas, según la agencia de noticias DHA.

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Al menos 6.000 edificios se derrumbaron tras el terremoto de magnitud 7,8 que sacudió Turquía y Siria y que causó más de 25.000 muertos, desatando la indignación por la mala calidad de las viviendas.

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Se espera que se produzcan más detenciones después de que el fiscal de Diyarbakir, una de las 10 provincias del sureste afectadas por el sismo, emitiera el sábado órdenes de detención contra 29 personas, detalló la agencia de noticias estatal.

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Uno de los detenidos el sábado es un contratista de un edificio en Gaziantep, subrayó la misma fuente, añadiendo que fue encontrado por la policía en Estambul.

Durante dos días y noches desde el terremoto de magnitud 7,8, miles de buscadores han trabajado en temperaturas bajo cero para encontrar a los que siguen con vida debajo de los edificios derrumbados a ambos lados de la frontera. Foto: -- -

Los fiscales han iniciado una oleada de investigaciones en las provincias afectadas. El ministerio de Justicia turco ordenó a los fiscales de las 10 provincias que establezcan “divisiones especiales de investigación de delitos relacionados con el terremoto”.

Una de las detenciones más conocidas fue la del promotor de una torre de 12 pisos en la provincia de Hatay, al sur de Turquía.

Se estima que al menos 800 personas quedaron bajo los escombros de la residencia “Rönesans”, construida para albergar 250 apartamentos.

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El promotor logró ser detenido en el aeropuerto de Estambul cuando intentaba trasladarse a Montenegro, además contaba con una cantidad importante de dinero.

La residencia de lujo, que presentaba en las redes sociales como “un rincón paradisíaco”, se derrumbó por completo a causa del sismo, que afectó Turquía y Siria y dejó en total más de 23.000 muertos.

Según medios turcos, entre la víctimas del derrumbe estarían el futbolista ghanés del Hatayspor Christian Atsu, y el director deportivo del equipo, Taner Savut.

Los equipos de rescate siguen trabajando en el lugar para intentar encontrar supervivientes.

“Las investigaciones sobre los edificios derrumbados siguen su curso. Los responsables serán señalados y deberán rendir cuentas ante la justicia”, declaró este viernes el ministro turco de Justicia, Bekir Bozdag.

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Pese a que en Turquí se establecieron numerosas normas de construcción, el terremoto dejó en evidencia que muchas no se ciñen a ellas.

Según un recuento oficial, más de 12.000 edificios quedaron destruidos o dañados por el terremoto en Turquía, donde murieron más de 20.000 personas.

Teniendo en cuenta la intensidad del sismo (7,8), “podíamos temer daños, pero no esto que observamos hoy”, indica a la AFP el ingeniero sísmico Mustafa Erdik, presidente de la Fundación de Terremotos de Turquía.

“Aquí observamos un colapso con plantas que se apilan unas sobre las otras”, dejando pocas opciones de sobrevivir a los ocupantes.

El derrumbe se debe generalmente a la mala calidad del hormigón, demasiado mojado, con una proporción de agua y de gravilla demasiado elevada en relación al cemento.

Y las barras de acero son a menudo demasiado finas para sostener las columnas, que determinan la solidez del edificio, denuncia el profesor de ingeniería Zihni Tekin.

Pero este consultor vinculado a la Universidad Técnica de Estambul apunta también a la baja calificación de los ingenieros y arquitectos del país.

Las autoridades son las primeras en tomarse sus licencias con las normas, asegura.

La normativa, calcada a la de California, se revisa regularmente desde el sismo de 1999 en Izmit (noroeste), que dejó 17.000 víctimas. La última modificación se aplicó en 2018.

“Sobre el papel, las normas se respetan, con contratos asignados a sociedades privadas encargadas de controlarlas”, afirma el arquitecto de Estambul Aykut Köksal.

“Pero cada constructor hace la suya” en una especie de negociación entre las dos partes que ofrece demasiada laxitud al promotor, apunta. (I)