Científicos británicos han detectado una señal que podría ayudar a resolver el misterio del vuelo MH370 de Malaysia Airlines, desapareció el 8 de marzo de 2014 mientras volaba de Kuala Lumpur a Pekín.

El caso ha generado numerosas teorías y especulaciones, desde fallos mecánicos hasta acciones deliberadas por parte del piloto, secuestro o eventos catastróficos que pudieron haber provocado la pérdida de control. Sin embargo, debido a la falta de pruebas concluyentes, el destino final del MH370 sigue siendo desconocido.

Ahora unos investigadores de la Universidad de Cardiff analizaron datos de hidrófonos (micrófonos submarinos) que captaron una señal de seis segundos registrada en el momento en que se cree que el avión se estrelló en el Océano Índico después de quedarse sin combustible.

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Los especialistas propusieron realizar más pruebas para determinar si los sonidos podrían ayudar finalmente a identificar el lugar de descanso del avión Boeing 777 desaparecido con 239 personas a bordo, detalla Telegraph.

Se conoce que un avión de 200 toneladas que se estrella a una velocidad de 200 metros por segundo libera la energía cinética equivalente a un pequeño sismo. Esto sería lo suficientemente grande como para ser registrado por hidrófonos a miles de kilómetros de distancia.

Las estaciones hidroacústicas de Cabo Leeuwin (Australia Occidental) y del territorio británico de Diego García, en el Océano Índico, son capaces de detectar dicha señal. Ambas ubicaciones estaban operativas en el momento en que se cree que el MH370 se estrelló en el océano.

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Estas estaciones están ubicadas a decenas de minutos de viaje de la señal desde el séptimo arco, un área de búsqueda a 1.200 millas al oeste de Perth identificada por la última comunicación entre un satélite y el avión.

En su investigación, el equipo de la Universidad de Cardiff ha identificado una señal que coincide con el estrecho periodo de tiempo en el que el avión podría haberse estrellado en el océano el 8 de marzo. Fue grabado en la estación Cape Leeuwin, aunque la señal no fue detectada en la estación Diego García.

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“Esto plantea dudas sobre su origen”, dijo el investigador Usama Kadri. “Dada la sensibilidad de los hidrófonos, es muy poco probable que un avión grande que impacte la superficie del océano no deje una huella de presión detectable, particularmente en los hidrófonos cercanos”.

Su equipo cree que una mayor investigación podría desbloquear el misterio de manera similar a cómo un submarino de la Armada argentina, el ARA San Juan, fue encontrado en el fondo del mar un año después de que una implosión lo enviara a las profundidades del Atlántico Sur el 15 de noviembre de 2017.

El investigador considera que a lo largo del séptimo arco se podría realizar un ejercicio similar, utilizando explosiones o armas de aire comprimido con niveles de energía equivalentes a los que se cree que están asociados con el MH370.

“Si las señales de tales explosiones mostraran amplitudes de presión similares a la señal de interés, apoyaría centrar las búsquedas futuras en esa señal. Si las señales detectadas tanto en Cabo Leeuwin como en Diego García son mucho más fuertes que la señal en cuestión, sería necesario un análisis más detallado de las señales de ambas estaciones”, indicó Kadri.

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Si se descubre que están relacionados, esto reduciría significativamente, casi señalaría, la ubicación de la aeronave. Por otro lado, si se descubre que las señales no están relacionadas, indicaría la necesidad de que las autoridades reevalúen el marco temporal o la ubicación establecidos por sus esfuerzos de búsqueda oficiales hasta la fecha”, agregó el investigador.

En el Boeing 777 viajaban 227 pasajeros y 12 tripulantes. A pesar de los esfuerzos de búsqueda, el lugar exacto del accidente y el destino final del avión permanecen desconocidos. Esto es motivo de análisis, discusiones y desencuentros. De la aeronave se han encontrado “fragmentos dispersos” , como los recuperados en isla Reunión, África.

Jamás se reportó algún inconveniente por parte de la tripulación o cierto desperfecto de la aeronave. Un radar británico detectó que el aparato estuvo en el aire durante seis horas más hasta que se estrelló en mitad de la nada, a 2.000 kilómetros de la ciudad australiana Perth. Allí se emitió su última señal.

La búsqueda del avión se desarrolló durante 4 años, en cual participaron 7 países, pero fue culminada sin éxito en 2018. Se encontraron 27 piezas de fuselaje en Mozambique, Mauricio Sudáfrica y Zanzíbar. Habrían sido llevadas hasta allí por las corrientes oceánicas. Tres fragmentos pertenecen con seguridad al aparato siniestrado, del resto no existe una certeza absoluta. (I)