“¿Crees que puedo lograrlo?” fue la pregunta que el papa Francisco dirigió a su asistente médico personal, Massimiliano Strappetti, instantes antes de decidirse a dar un último paseo en el papamóvil tras la tradicional bendición Urbi et Orbi, detalló Vatican News.

Ese emotivo momento, el Domingo de Pascua, quedará grabado como uno de los gestos más humanos y cercanos del pontífice argentino en sus horas finales.

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Visiblemente emocionado, el papa recorrió por última vez la Plaza de San Pedro, saludando a los fieles —en especial a los niños— que se congregaron para verlo después de su alta médica.

Fue una despedida silenciosa, pero cargada de significado. “Gracias por traerme de vuelta a la Plaza”, expresó Francisco con voz serena a Strappetti, quien lo acompañó con dedicación inquebrantable durante su convalecencia.

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Ese gesto de gratitud fue uno de los últimos del pontífice antes de su inesperado fallecimiento al amanecer del lunes.

Tras descansar en la tarde del domingo y compartir una cena tranquila, el papa presentó un súbito malestar cerca de las 05:30 del lunes 21 de abril.

Poco después, ya en su lecho, hizo un último gesto de despedida con la mano a su asistente antes de entrar en coma. Falleció en paz, sin manifestar dolor, según informaron quienes estuvieron a su lado.

Francisco, que había confiado profundamente en Strappetti —el mismo que le aconsejó someterse a una cirugía que años atrás le salvó la vida—, optó por vivir sus últimos días con la sencillez y discreción que marcaron su pontificado.

El domingo, incluso, revisó junto a su médico el recorrido que haría por la Basílica de San Pedro, preparándose con serenidad para lo que sería su último encuentro con el pueblo.

Su fallecimiento ocurrió tan solo un día después de haber ofrecido su bendición pascual al mundo, sellando así una vida marcada por la cercanía, la humildad y la firme convicción de caminar siempre junto al pueblo de Dios, como prometió al inicio de su pontificado en 2013.

(I)