No es el único banco reforzado para custodiar las reservas de oro mundial, sin embargo, es tal vez el espacio que guarda la mayor cantidad de lingotes del dorado metal. Se halla en las profundidades del sur de Manhattan, justo a dos calles de Wall Street. Se trata del Banco de la Reserva Federal de Nueva York, donde más de medio millón de lingotes de oro, distribuidos en pilas que alcanzan hasta tres metros de altura, permanecen en una bóveda subterránea, situada a aproximadamente 25 metros por debajo de Liberty Street, en la llamada capital del mundo.

Estados Unidos posee al menos otros 12 bancos o reservas federales desde 1937, fijados en diferentes estados del país norteamericano.

El Bureau of Fiscal Service, que pertenece al Departamento del Tesoro de Estados Unidos, publica periódicamente sus existencias.

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Una bóveda reforzada en pleno Manhattan

La bóveda de oro de la Reserva Federal de Nueva York está en el sótano de su edificio de oficinas principal en Manhattan; se diseñó en 1920 y se construyó entre 1921 y 1924. Situado en un sótano bajo tierra, este espacio fue excavado directamente en la roca.

La bóveda es capaz de soportar este peso porque descansa sobre el lecho de roca de la isla de Manhattan, a 25 metros por debajo del nivel de la calle y a 15 metros por debajo del nivel del mar.

La bóveda posee con una entrada cilíndrica de acero de 90 toneladas, que se alinea con un marco de acero y hormigón de 140 toneladas para formar un cierre hermético. Además, el recinto dispone de un sistema de vigilancia y seguridad las 24 horas, que incluye monitoreo por cámaras y sensores de movimiento.

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Los lingotes de oro se transportan en ascensor desde el nivel de la calle hasta el sótano de la bóveda. Una vez dentro de la bóveda, las barras pasan a ser responsabilidad de un grupo de control formado por tres personas que deberán estar presentes cada vez que se mueve oro o se abre un compartimento en la bóveda, incluso para cambiar una bombilla. Esto ayuda a garantizar la custodia adecuada y la máxima seguridad del oro.

La Reserva Federal de Nueva York cobra a los titulares de cuentas una tarifa de manejo por las transacciones de oro, pero no cobra tarifas por el almacenamiento de oro. Foto: Reserva Federal de Nueva York.

El lugar permite visitas guiadas y quienes han podido visitar el lugar se sorprenden por la gran puerta acorazada equipada con medidas de seguridad extremas.

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Mayor reserva de oro

Gran parte del oro de la bóveda llegó durante y después de la Segunda Guerra Mundial, ya que muchos países querían almacenar sus reservas de oro en un lugar seguro. Para este presente 2024, la bóveda alberga aproximadamente 507.000 lingotes de oro, con un peso combinado de 6.331 toneladas métricas.

Todos los lingotes que se introducen en la bóveda para su depósito se pesan cuidadosamente y se inspeccionan las marcas de refinador y finura (pureza) de los lingotes para garantizar que coincidan con las instrucciones del depositante y se registren en los registros de la Reserva Federal de Nueva York.

Los 122 compartimentos están diseñados para que cada cliente tenga su espacio exclusivo, que mantiene la confidencialidad de las cuentas.

Las barras de oro están almacenadas en compartimientos individuales numerados y que cuentan con tres seguridades. Foto: Reserva Federal de Nueva York.

La Reserva Federal detalla que nada del oro almacenado en la bóveda le pertenece a la Reserva Federal de Nueva York ni al Sistema de la Reserva Federal, sino que esta entidad solo actúa como guardián y custodio del oro en nombre de los titulares de cuentas, que incluyen al gobierno de Estados Unidos, gobiernos extranjeros, otros bancos centrales y organizaciones internacionales oficiales.

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No se permite a ninguna persona o entidad del sector privado almacenar oro en la bóveda.

La Reserva Federal de Nueva York especifica en su sitio web que cobra a los titulares de cuentas una tarifa de manejo por las transacciones de oro, incluso cuando el oro entra o sale de la bóveda o se transfiere la propiedad (se mueve entre compartimentos), pero por lo demás no cobra tarifas por el almacenamiento de oro. (I)