Julio de 2023 marcó un récord y se convirtió en el mes más caluroso registrado en la Tierra. La Organización Meteorológica Mundial (OMM) advirtió que es muy probable la ola de calor continúe en el hemisferio norte durante el resto de agosto.
Frente a este escenario cada vez más caluroso, es posible que se deba considerar formas de adaptar la vida cotidiana, una opción es la vida subterránea. En Coober Pedy, una ciudad minera en el sur de Australia, cerca del 60% de la población se refugia de las altas temperaturas en construcciones bajo tierra.
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En esas tierras se encuentran las minas de ópalos más grandes del mundo y casi dos tercios de sus 3.000 habitantes viven de actividades vinculadas a la actividad minera. En esta zona los veranos alcanzan los 50°C y en inviernos de 2°C, por ese motivo viven bajo tierra, pues excavaciones mantienen una temperatura constante de entre 19°C y 24°C.
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Sobre la superficie, las altas temperaturas del verano pueden hacer que los pájaros caigan del cielo y que los dispositivos electrónicos se sobrecalienten. Sin embargo, bajo tierra, muchos residentes edificaron residentes bastante lujosas, con salas de estar amplias y hasta piscinas. Las casas deben estar al menos a 2,5 metros por debajo de la superficie para evitar que el techo se derrumbe.
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Coober Pedy se fundó a principios del siglo pasado, aunque los aborígenes habitaron sus tierras durante miles de años. El nombre significa “agujero del hombre blanco”. En este sitio incluso es posible hospedarse y hacer diferentes visitas guiadas.
Pese a la protección frente a climas extremos, vivir bajo tierra presenta desafíos. Las construcciones subterráneas generalmente requieren materiales más pesados y costosos que puedan resistir las presiones del subsuelo. Las temperaturas subterráneas también están afectadas por lo que sucede en la superficie. Por ejemplo, un estudio encontró que las temperaturas en el subsuelo urbano han aumentado drásticamente desde la década de 1950 debido a la infraestructura que genera calor.
El desafío de vivir bajo tierra no es solo físico, sino también psicológico. La idea de estar confinado en espacios cerrados puede desencadenar claustrofobia y otros problemas de salud mental. Además, la falta de exposición a la luz natural puede alterar el ritmo circadiano, lo que lleva a problemas de sueño y otros problemas de salud. (I)