Imágenes recientes han revelado la construcción de una imponente instalación en la ciudad de Mianyang, en el suroeste de China. Expertos han identificado el complejo como un avanzado centro de investigación de fusión nuclear, lo que sugiere que el país asiático está apostando con fuerza por esta fuente de energía. No obstante, su potencial aplicación en el desarrollo de armas nucleares ha despertado inquietud a nivel internacional.

El edificio, que posee una distintiva forma de X, alberga una estructura central donde se llevarían a cabo experimentos de fusión mediante poderosos rayos láser. Según el analista Decker Eveleth, de la organización de investigación CNA Corporation, la instalación china podría superar en tamaño y capacidad a la National Ignition Facility (NIF) de Estados Unidos, actualmente la más avanzada del mundo en este tipo de tecnología.

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Se estima que el centro de Mianyang sea un 50% mayor que su contraparte estadounidense, lo que permitiría alcanzar presiones extremas y aumentar la eficiencia de la fusión nuclear.

El método empleado en esta instalación consiste en disparar haces láser sobre una cámara de isótopos de hidrógeno, generando condiciones similares a las del interior de las estrellas. De lograrse una reacción autosostenida con ganancia neta de energía, se abriría la puerta a una fuente de energía limpia, prácticamente ilimitada y sin los residuos radiactivos de larga duración que produce la fisión nuclear tradicional.

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Desafíos científicos y preocupaciones estratégicas

El desarrollo de la fusión nuclear ha sido históricamente un reto complejo. En 2022, la NIF estadounidense logró un hito al generar más energía de la que se utilizó para iniciar la reacción, aunque sin considerar el alto consumo de los láseres. A pesar de este avance, la comercialización de la energía de fusión sigue siendo un desafío, pues los sistemas actuales aún no logran sostener la reacción de manera eficiente y continua.

Más allá de su potencial energético, la instalación de Mianyang también ha generado preocupaciones geopolíticas. La tecnología de fusión láser puede emplearse para simular explosiones nucleares sin necesidad de pruebas en campo, lo que permitiría a China optimizar sus diseños de armas sin violar tratados internacionales como el Tratado de Prohibición Completa de Ensayos Nucleares. Algunos analistas consideran que esta capacidad podría mejorar la precisión y potencia del arsenal nuclear chino, elevando la tensión en la carrera armamentista global.

Este proyecto confirma la determinación de China por avanzar en el desarrollo de la fusión nuclear y posicionarse como líder en esta tecnología. Mientras tanto, el resto del mundo sigue de cerca sus avances, conscientes de que el futuro de la energía, y del equilibrio estratégico global, podría depender de lo que ocurra en Mianyang. (I)