“Actué legalmente para proteger a la gente”, sostiene el presidente bielorruso, Alexander Lukashenko, en el poder desde 1994 y considerado el último dictador de Europa, respecto a su decisión de interceptar el fin de semana pasado un avión de pasajeros en el que viajaban el periodista y opositor Román Protasévich y su novia, Sofía Sapega, de nacionalidad rusa. Ambos fueron detenidos en Minsk antes de que el avión volviera a despegar, lo que ha desatado la condena internacional y una serie de sanciones de la Unión Europea (UE), el Reino Unido y EE. UU.