El 10 de abril de 2024, el sistema de alerta Atlas (Asteroid Terrestrial-impact Last Alert System) detectó el primer destello de una explosión estelar masiva: una supernova originada en una estrella de entre 12 y 15 veces la masa del Sol.
Apenas 26 horas después, astrónomos dirigieron el Very Large Telescope (VLT), ubicado en Chile, hacia el fenómeno, aprovechando una ventana extremadamente breve y poco común para estudiar los primeros instantes de la muerte de una estrella.
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La imagen, revelada el 12 de noviembre en un estudio publicado en la revista Science Advances, permite visualizar cómo se desarrolló la explosión en sus momentos más tempranos, una fase fugaz que normalmente pasa desapercibida.
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La supernova, denominada SN 2024ggi, ocurrió en la galaxia NGC 3621, a unos 22 millones de años luz de la Tierra, en la constelación Hydra. Una imagen tomada por el VLT el 11 de abril muestra el punto exacto donde se produjo el estallido.
Una estrella masiva conserva su forma esférica gracias al delicado equilibrio entre dos fuerzas: la gravedad, que tira hacia adentro, y la radiación generada por la fusión nuclear, que empuja hacia afuera. Cuando esta presión interna deja de ser suficiente para sostener el peso del núcleo, el equilibrio se rompe y la estrella colapsa. Eso hace que las capas externas caigan, reboten y generen una onda de choque capaz de desgarrar el astro desde el interior.
Cuando la onda de choque alcanza la superficie, libera una enorme cantidad de energía, iluminando súbitamente la supernova. Sin embargo, el modo exacto en que se forma y se propaga esta onda ha sido uno de los mayores enigmas en la astrofísica moderna.
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Mediante observaciones de espectropolarimetría, científicos del Very Large Telescope lograron capturar por primera vez la forma inicial del estallido.
Los datos obtenidos por el instrumento FORS2, el único en el hemisferio sur capaz de realizar este tipo de medición, mostraron que la luz inicial no se emitió de manera uniforme. En vez de una esfera perfecta, el primer destello tenía una forma alargada en un eje, parecido a una aceituna.
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Esta observación permitió descartar algunos modelos actuales de supernovas y respaldar otros, ofreciendo nuevas claves para entender cómo mueren las estrellas masivas y cómo se forman las ondas de choque que desencadenan estas explosiones colosales. (I)























